A la Seguridad Social siguen sin salirle los números y esta vez el covid no tiene la culpa. O, al menos, no toda. El gasto en pensiones sigue creciendo sin freno y en enero la nómina mensual en España ha superado por primera vez la frontera de los 10.000 millones de euros, tras subir el 3,26%, y el agujero acumulado en la última década asciende a 151.000 millones. Y en Castellón la tendencia es la misma: de enero a noviembre del 2020, el Estado gastó 1.349,5 millones de euros en abonar las pensiones contributivas, casi 48 millones más que en el mismo periodo del ejercicio anterior y, solo en ese periodo, el déficit superó los 392 millones.

Con estos datos en la mano y con un boquete cada vez más grande, el Gobierno vuelve a buscar fórmulas para reformar el sistema público de pensiones. Y con una población cada vez más envejecida y una economía que tardará todavía unos cuantos meses en recuperarse, la opción que baraja el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, es la misma de siempre: incentivar la prolongación de la vida laboral y calcular el importe de la pensión sobre la base de los últimos 35 años cotizados, en lugar de los 25 años actuales. ¿El objetivo? Recortar unas prestaciones cuyo importe medio en Castellón se ha duplicado en los últimos quince años.

Los últimos datos que maneja el Ministerio de Seguridad Social reflejan que el año pasado se dieron de alta en la provincia 3.887 nuevos jubilados y lo hicieron con una pensión media de 1.279,8 euros, un nuevo récord y, además, una cantidad que supone un 7% más que los 1.196 euros que cobraron los 3.977 profesionales que se retiraron del mercado laboral en el 2019. Pero es que, además, esos casi 1.300 euros son prácticamente el doble de lo que percibieron aquellos que se jubilaron en el 200 5, cuando la paga media de los nuevos pensionistas fue de 628 euros.

EL AUTÓNOMO: 500 EUROS MENOS

Lógicamente no todos los profesionales que se jubilan ahora cobran 1.279 euros. En Castellón, los que más ingresan son los del régimen de trabajadores del mar (su pensión media es de 1.512 euros), mientras que los nuevos pensionistas autónomos perciben, de media, 884,44 euros, casi 500 menos que un asalariado.

Las diferencias existen, pero todos los trabajadores que se retiran lo hacen con una paga superior. Y para los expertos ese es el problema que le ha sobrevenido al sistema: la entrada de pensionistas que han generado derechos de cobro muy por encima de la media, bien porque han trabajado más años con sueldos altos y han cotizado sobre bases más elevadas. Y tanto cotizas, tanto cobras.

A esas mejores condiciones de retiro hay que añadir el impacto de las últimas subidas de las prestaciones. A principios de año entraba en vigor un real decreto que revalorizó las pensiones un 0,9% (el sueldo de los funcionarios también creció en la misma proporción). Un conjunto de factores que explican por qué retirarse y cobrar 1.300 euros ya es lo normal.