Las energías renovables aumentan la demanda, mientras las administraciones reducen trabas para su instalación. También en Castellón. Estos son los casos de una familia y una cooperativa que han decidido colocar placas solares en sus cubiertas. Un movimiento que va a más en la provincia.

Bárbara Iserte: «No quiero depender de una eléctrica»

Bárbara Iserte siempre ha estado convencida de que se puede ser mucho más sostenible y hacer más por el medio ambiente. Por eso, cuando decidió construir su nueva casa en Benicàssim lo tuvo claro desde el principio. «Empezaba de cero y quería una vivienda lo más eficiente energéticamente que fuera posible», asegura esta profesora de Secundaria. Por eso, en el tejado de su casa puso 15 placas solares que le permiten generar energía que es hasta un 82% más económica que la que compra a su proveedor. Lo cual, además de contribuir al cuidador del entorno, supone un ahorro importante en su factura a fin de mes.

Aunque hace muy pocos meses que cuenta con esta instalación de autoconsumo de 5,1 kWp, Bárbara no puede estar más satisfecha. «Me instalaron las placas a finales del 2020 y estoy muy contenta. Vivimos en un lugar con muchísimas horas de sol y y hay que aprovecharlo», argumenta la profesora.

Las placas que Bárbara tiene en su tejado producen energía y, la que no consume, va a la red.

El problema es que la compañía aún no le ha compensado por esos excedentes. «Hay una burocracia muy grande y todavía no se no se nota en mi factura, aunque confío en que pronto se resuelva», explica mientras asegura que las administraciones han dado algunos pasos hacia adelante para apoyar las renovables, pero todavía insuficientes. «Si yo produzco una luz que no uso, ¿por qué no la puede aprovechar un vecino? No quiero depender de una eléctrica», añade.

Bárbara se autoabastece de energía limpia, pero le hubiera gustado que su casa todavía fuera más eficiente. «En el tema de las aguas, por ejemplo, o también instalar ventanas con materiales mucho más aislantes. El problema es que es difícil encontrar profesionales que te asesoren bien y, a menudo, las soluciones son mucho más caras».

Mariano Domingo, también de Benicàssim, es otro propietario que cuenta una instalación de paneles solares, en su caso desde diciembre del 2019. «El balance no puede ser mejor. En un año he ahorrado más de 500 euros en la factura de la luz. Lo aconsejo a todo el mundo».

Cooperativa de Vall d'Alba: «Pusimos placas para ahorrar»

El autoconsumo solar vive un boom en Castellón y cada vez son más las empresas que dan el salto a las renovables. La cooperativa agraria San Isidro de Vall d’Alba lo hizo el pasado verano. «Tenemos una tienda y en verano la climatización funciona a toda mecha. Pagábamos unas facturas muy altas, de hasta 3.000 y 4.000 euros al mes, y optamos por los paneles solares. La decisión fue por unanimidad de todos. Además de ahorrar dinero, contribuyes a la mejora del medio ambiente», explica Javier Bellés, gerente de una entidad que cuenta con 800 socios.

En el techo de la almazara tienen instalados 100 paneles (se los montó la empresa de Elektrosol) que ocupan una superficie de 200 metros cuadrados y producen al año en torno a 50.700 kWh, el equivalente al consumo anual de 15 viviendas. «La energía que producimos la consumimos y, el resto, la vendemos a la compañía eléctrica», añade el gerente de una entidad que cuenta con más de 65 años de historia.

La cooperativa autoconsume un 92% de la luz que produce y consume un 42% menos de la red. Además, la energía que genera la instalación es un 77% más barata que la que gastaba antes de tener los paneles. Para poder aprovechar el cien por cien de la luz generada, la solución podría ser la instalación de unas baterías. El problema es que, pese a que su precio ha bajado, todavía siguen siendo muy caras. «Lo estuvimos mirando, pero el coste nos echó para atrás», añade.

La luz que producen las placas solares de la cooperativa (en verano, con más horas sol, la cantidad se incrementará) les permite rebajar la factura y también ser más respetuosos con el medio ambiente. «Nosotros no podemos estar más contentos. Tenemos muchísimas horas de sol y hay que aprovecharlo y, encima, la Conselleria de Economía nos subvencionó el proyecto con préstamos con buenas condiciones», añade el gerente de la cooperativa, que describe que el montaje de la instalación como sencillo. «Nos instalaron las placas en dos semanas y el mantenimiento es cero. La compañía, una vez al año, te hace una revisión para comprobar que todo va bien», añade.