Con sabor agridulce algunos hosteleros reabren hoy sus negocios con una limitación importante como es el hecho de que solo pueden servir en terraza, manteniendo inoperativos los interiores de sus negocios, lo que resta una importante rentabilidad. A las restricciones se suma el hecho de que las previsiones meteorológicas no acompañarán, ya que se prevén lluvias al principio de semana.

«No se trata de ganar sino de perder menos». Esta sería la frase que resume la agonía que atraviesa este sector, obligado a cerrar sus puertas el pasado 21 de enero, tras semanas pudiendo abrir solo hasta las 17.00 horas. De todos modos, son muchos los que no van a subir hoy la persiana porque no disponen de terraza o porque no les resulta rentable.

Algunos se esperarán al fin de semana para volver a abrir la cafetería, como es el caso de la terraza del hotel Rey Don Jaime de Morella, aunque ya lo tienen todo listo.

Este fin de semana ha sido de preparativos, algunos han ido más allá, como la Heladería de la Vila de l’Alcora que ha contratado a expertos en desinfección para limpiar las mesas y las sillas.

Movimiento también en el Restaurante-Tapería La Mar de Bo de Benicarló. El encargado del establecimiento, Carlos Gilabert, explica lo complicado que ha sido seguir adelante con el negocio cerrado, «porque no nos esperábamos un cierre tan drástico, otra vez». Sin embargo, se muestra prudentemente esperanzado, porque «lo importante es volver a abrir y que la gente acepte la situación, que cumpla con las medidas de llevar mascarilla, guardar las distancias y demás, para que podamos trabajar bien».

Momentos duros vive también el Rebost del Grau. «Vivimos la reapertura con resignación porque las pérdidas son muchas y la situación muy complicada», afirma el propietario, Antonio Vives, quien ayer ultimaba los preparativos. Informan J. Nomdedeu, J. Ortí, M. J. Sánchez.