Silvia Pallarés lleva junto a su marido Fernando el restaurante L’Espart de Castelló. Uno de tantos establecimientos que han visto caer su facturación por la pandemia del covid-19. «Mantenemos el servicio para llevar, pero como no podemos tener terraza seguimos sin poder servir en el local», explica. Como tantos otros, acuden a una gestoría para tramitar las ayudas de la Generalitat. «Además de que la web se colgó en la primera mañana en el momento de tramitar estuvo todo un día, con tres ordenadores para completar el proceso», señala.

No lo logró, de modo que su gestor optó por levantarse «a las 4.00 de la madrugada, con la esperanza de que no hubiera saturación», y lo consiguió. Puede parecer una acción desesperada, pero recuerda que las ayudas de primavera no las cobró, «con la justificación de que se había agotado el presupuesto», lamenta sobre lo ocurrido. Afirma que su establecimiento «capea el temporal con las comidas para llevar y con dinero ahorrado», pero entiende que las dificultades administrativas pueden ser cruciales. «Para muchos, el cobro de las ayudas llegará tarde», tras el segundo cierre de la hostelería. «Hay quien ha podido negociar el alquiler del local, pero sigue habiendo muchos gastos fijos», comenta. Y detalla la complejidad de estos procesos, «que solo pueden hacerlo gestores, y a los que evidentemente hay que pagar», con el consiguiente coste.