Las mujeres sostienen la mitad del cielo. O para ser exacto, un poco más de la mitad. En Castellón suponen 294.791 almas de las 585.590 que habitan los 135 municipios de la provincia. Pero pese a que la situación de la mujer ya no es la que era, y en las últimas décadas su peso en la economía, la empresa o la política ha cambiado radicalmente, ser mujer sigue siendo en muchos casos sinónimo de desventaja económica y laboral. Y el covid no ha hecho más que ahondar la brecha de género: ellas han sufrido más el paro porque ocupan los peores trabajos, han tenido más problemas para conciliar y, además, han asumido de manera abrumadora los cuidados y el hogar, es decir, los trabajos que no se pagan. «Todos los estudios e indicadores concluyen que la brecha se ha agrandado. La pandemia ha hecho caer el peso de los cuidados mayoritariamente sobre las mujeres. Con ello se ha aumentado la brecha profesional y, por tanto, los techos de cristal de las diferentes profesiones. Y ello ha repercutido en los salarios y, por tanto ha aumentado la desigualdad salarial», argumenta Sonia Reverter, profesora de Filosofía de la Universitat Jaume I (UJI) y directora Instituto Universitario de Estudios Feministas y de Género Purificación Escribano.

De las 6.274 personas que en el último año han engrosado la lista del paro en Castellón, el 60% son mujeres (3.721 en términos absolutos), según datos del Ministerio de Trabajo. Y que ellas todavía son minoría en el mercado laboral. La tasa de actividad femenina en la provincia es del 53,8%, ocho puntos más que la masculina. El paro ha golpeado más a la mujer y la explicación es que son mayoría en algunos de los sectores más castigados por la crisis: «Hostelería, comercio, viajes... son actividades donde la presencia femenina es muy importante y ahí se ha destruido mucho empleo», explican desde los sindicatos.

Reinas de la precariedad

La presencia de la mujer es mayoritaria es sectores a los que la el covid ha machacado y, además, acaparan buena parte de los contratos temporales y por horas. De hecho, de los 34. 900 profesionales que en la provincia tienen un contrato por horas, 27.800 son mujeres, es decir, casi el 80%. «La combinación de una situación previa de desigualdad estructural, de menor presencia en el mercado de trabajo, menor salario, mayor tasa de temporalidad... augura un aumento del número de mujeres en grave riesgo de exclusión social», dice Adoración López, secretaria de la Dona y responsable de Igualdad de CCOO en Castellón. la responsable sindical.

Y cuando llega la hora del retiro laboral, la pensión de ellas es mucho más baja. Un ejemplo. Los

48.925 jubilados que se contabilizan en la provincia (datos del mes de febrero de este año) perciben una pensión media de 1.245 euros al mes , 505 euros más que la paga media de las 36.173 jubiladas, que asciende a 740 euros.

La conciliación y la corresponsabilidad de la atención familiar es otro de los indicadores que sigue presentando datos preocupantes. Entre enero y septiembre del 2020, la Seguridad Social tramitó en Castellón 467 excedencias laborales por cuidado familiar. 434 de esos permisos no retribuidos los solicitó una mujer (el 93%), mientras que solo 33 los cogió un hombre. Y si se analizan los datos de los cuidadores de personase en situación de dependencia, ocurre lo mismo: nueve de cada diez son mujeres, la mayoría hijas, nueras o compañeras del dependiente.

Lo peor es que todos lo indicadores reflejan que si antes del coronavirus las mujeres ya se ocupaban mayoritariamente de los hogares, el confinamiento las ha sobrecargado más. Y a muchas, incluso les ha penalizado. Casi una de cada cuatro ha renunciado en el último año a todo o parte de su trabajo para dedicarse al cuidado de sus hijos. De ellas, el 74% ha tenido que recurrir a días de vacaciones para atender a los menores durante las cuarentenas preventivas, dado que no existe ningún tipo de baja remunerada en el caso de que toda la clase o unos pocos niños tengan que estar en casa porque en su aula hay un caso positivo.

La violencia machista sigue dejando cifras sonrojantes. En el primer semestre del año pasado, se presentaron 844 denuncias por malos tratos en Castellón, una cada cinco horas. «Ha habido un incremento de violencias contra las mujeres y esto es muy preocupante por las tragedias familiares y personales que hay detrás», describe Reverter que añade que, con pandemia o sin pandemia, «el presente y futuro nos deparan incertezas que son la mejor ocasión para decir basta».