Contrariamente a lo que se pensaba, cuando se creía que la crisis del coronavirus iba a provocar un baby boom, se está dando un baby bust, es decir, una natalidad en caída libre, pudiéndose alcanzar una tasa de fecundidad por debajo del 1. Uno de los motivos lo encontramos en el descenso de la inmigración pues, con frecuencia, ha sido la que ha mantenido los números al alza. Además, cada es mayor el porcentaje de mujeres que deciden no ser madres lo que, junto al aumento del desempleo, la precariedad laboral y la incertidumbre económica provocada por la pandemia, hace que la población en edad de ser padres demore buscar descendencia.