Aunque la pandemia ha limitado la celebración del Viernes Santo y suspendido la procesión general, el acto principal de estas fechas en la ciudad, los vecinos han visitado durante toda la mañana las iglesias de la ciudad donde se han celebrado vía crucis, respetando las medidas de seguridad, como en el caso de la Trinidad o se han expuesto las imágenes como en el caso de la Virgen de la Soledad a las puertas de la capilla de la Sangre. Precisamente en este templo ha tenido lugar uno de los actos más simbólicos del día, la bajada y veneración del Cristo Yacente hasta la que se han acercado decenas de vecinos.

También en las iglesias, los castellonenses han orado, sin masificaciones, ante el Monumento donde ha quedado expuesto el Santísimo.

En el caso de la basílica del Lledó, la patrona ha sido despojada de su manto al igual que sucedió con Cristo, despojado de sus vestiduras antes de ser crucificado, y así permanece en el altar mayor de la basílica. También en el templo dedicado a la patrona de Castelló se puede orar ante el Monumento flanqueado por las banderas de España y el Vaticano con crespones negros en señal de luto por la muerte de Jesús.