Sin nada que aprobar pero con mucho que debatir transcurrieron las casi cuatro horas del pleno municipal del mes de abril. El ciberataque sufrido a finales de marzo por el Ayuntamiento de Castelló fue doblemente protagonista. Por un lado, el causante de que no hubiera propuestas efectivas que aprobar; y por otro, el protagonista de la comparecencia voluntaria de Monica Barabás, concejala de Administración Electrónica e Innovación Digital, que defendió la gestión del equipo de gobierno en el asunto, pidió «unidad» a la oposición frente al hackeo, y le afeó que utilizara el «terrorismo» para hacer política.

«El ayuntamiento es la víctima de un delito que está bajo investigación policial y todo está sujeto a esa investigación. Estamos analizando dato a dato y documento a documento y tomaremos todas las medidas para comunicar y defender a los afectados», explicó Barabás. La edila defendió las inversiones realizadas en ciberseguridad en los últimos años, ante las dudas de la oposición, y la gestión municipal al respecto. «Hemos actuado con serenidad, en defensa del interés general, valorando lo mejor para Castelló», comentó. A la oposición, en especial al Partido Popular, le dijo: «No han sabido estar a la altura de las circunstancias y lo lamento, han utilizado el terrorismo. Han visto una oportunidad política para debilitar al gobierno».

En líneas generales, los tres partidos del equipo de gobierno (PSPV, Compromís y Podem) apuntaron que el ataque no era solo al ayuntamiento, sino a toda la ciudadanía de Castelló, y por ello pidieron «responsabilidad» política. Esa separación de bloques entre gobierno y oposición (PP, Ciudadanos y Vox) se mantuvo asimismo en cada una de las cinco mociones que ayer se debatieron.

Las mociones

Ya fuera sobre los problemas de inundaciones de Marjaleria, la regulación del mercado inmobiliario, la renovación de la avenida de Lledó, las ayudas a familias numerosas o las terrazas en la calle Campoamor, la oposición votó en bloque por un lado y el tripartito por el contrario. Solo hubo conexión al reconocer el retraso, ayudado por el hackeo, en los presupuestos. Se esperan para antes del verano.

La polémica de la jornada la protagonizó Vicente Vidal, concejal de Ciudadanos, que abandonó a gritos el pleno del Ayuntamiento de Castelló después de un roce dialéctico entre el socialista José Luis López y la popular Begoña Carrasco. Ocurrió en el marco del debate de la moción presentada por el PP sobre el proyecto de reforma de la avenida de Lledó. En una de las réplicas, López acusó a Carrasco de tener «la cara muy dura». La aludida solicitó que López retirara esas palabras. Así se lo indicó la alcaldesa Amparo Marco a López, que se expresó en los siguientes términos: «Retiro haberle llamado caradura, pero qué morro tiene», provocando la indignación de los grupos de la oposición.

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En ese momento, Vicente Vidal, que había acudido al pleno directo desde el hospital tras ingresar a causa de una bronquitis aguda, se levantó y, con visible enfado, comenzó a gritar expresiones tales como «no puc més» o «açò és vergonyós», y se marchó del salón de plenos. Fuentes de Cs recuerdan que el edil ya había reclamado en anteriores ocasiones un trato a la oposición más respetuoso por parte del equipo de gobierno.

A continuación la alcaldesa Amparo Marco interrumpió el pleno, que se retomó minutos después con aparente normalidad. Se trataba del primer pleno presencial desde la pandemia del coronavirus. Los ediles mantuvieron distancias de seguridad ocupando la zona habitualmente reservada para el público.