Entrar en una clase de educación secundaria no es algo que resulte monótono ni aburrido a los alumnos del IES Bovalar de Castelló. Por lo menos eso es lo que pretenden sus profesores, que intentan renovar sus clases con técnicas innovadoras, y quienes desde que comienzan a trabajar en el centro firman un acuerdo voluntario para no mandar deberes al alumnado.

La pregunta que se intenta responder es básica: ¿cómo enseñar de verdad en el siglo XXI?. El modelo educativo que sigue predominando en las aulas de la ESO se centra en la memorización y las clases donde un profesor habla y los alumnos escuchan. Frente a este panorama, Antonio Solano, profesor y director del centro, busca ir más allá: clases participativas con dos profesores, asignaturas en las que la historia se une con la actualidad con temas como la crisis de los refugiados, proyectos con criptomonedas, arte y mucha imaginación.

El objetivo es no dejar a ningún alumno atrás, evitar el fracaso escolar tan presente en estos niveles y, sobre todo, conseguir "una concepción más activa, inclusiva e integradora".

Enseñar en el siglo XXI

"Pedimos a los alumnos que escribieran una carta poniéndose en la piel de una persona que tenga que abandonar su país para irse a otro", explica el director. La propuesta, con nombre "Te escribiré cuando llegue", forma parte del proyecto de migraciones que se lleva a cabo en 3º de la ESO. Una iniciativa donde no se habla de esta situación como un concepto aislado en un libro, sino que se hace entender a los alumnos como algo actual y real, capaz de traspasar diferentes aspectos de la sociedad. Por ello aprenden sobre el tema desde todas las perspectivas: en clase de lengua castellana, geografía, historia, valores éticos...

"Con proyectos así incluso los alumnos que se suelen distraer con facilidad se acaban interesando por el tema"

Antonio Solano - Director y profesor del IES Bovalar

La actividad se completó con la visita de migrantes de la ONG Valencia Acoge, quienes relataron sus experiencias en primera persona. "Con proyectos así incluso los alumnos que se suelen distraer con facilidad se acaban interesando por el tema", afirma Solano. Esta idea es solo un ejemplo, pero el profesor busca "romper con la monotonía de las clases" de muchas otras maneras, empezando por el trabajo en clase y no en casa.

La coenseñanza es otro de los casos. Gracias a esta técnica dos profesores de diferentes asignaturas dan una clase conjunta, demostrando que los conceptos de una materia también pueden trasladarse fácilmente a otra. También se busca unir las relaciones con el metaverso o entender la realidad virtual y la criptomoneda. Todos cercanos a la realidad, y con el fin de impulsar la creatividad de los niños, como cuando consiguió que cada uno creara su propio planeta al mismo tiempo que aprendían sobre literatura.

Unos proyectos que se organizan en colaboración con PLANEA, una red de centros educativos, agentes e instituciones culturales que tiene como objetivo unir las prácticas artísticas en la escuela de manera transversal. Gracias a ello los profesores del centro pueden dinamizar las clases y conseguir ser "más eficaces a la hora de transmitir aprendizajes realmente significativos"

La educación del futuro

El afán porque este tipo de proyectos reemplacen unos deberes basados en la repetición ha dado resultados. "Los alumnos responden muy bien y desde que comenzamos la iniciativa cada vez son más los profesores que se unen al acuerdo", explica Solano. Pretenden continuar con esta metodología, aunque es algo que no solo depende de los profesores, sino de la ratio y la inversión establecidas por las políticas educativas fuera de su alcance. Poder desarrollar este modelo educativo exige un número no muy grande de alumnos, para que así todos puedan recibir la misma atención y realizar así su trabajo en clase. "No tiene sentido mandar estos proyectos como deberes", recalca.

El alumno necesita entender la materia como algo que puede encajar en su realidad personal. Con esto se demuestra la importancia que suponen unas medidas educativas que garanticen a los profesores puedan establecer "tareas con trascendencia en el contexto actual". Esto es algo que ya han llevado a cabo centros de países desarrollados como puede ser Finlandia. Aquí también puede funcionar, y aunque es difícil pensar cómo evolucionará en el tiempo la educación se puede percibir que será en este camino, dado que en algunos aspectos ya se pueden ver resultados, como en "la motivación del alumnado, la inclusión y en la atención a la diversidad".