La pandemia ha cambiado la manera en la que los ciudadanos se relacionan con la Administración. El miedo al contagio ha provocado que las consultas presenciales hayan ido a menos a la par que ha aumentado la atención telemática. Una tendencia que empezó nada más estallar el covid y que este año se ha mantenido al alza. En Castelló, por ejemplo, se han realizado más gestiones telefónicas en el primer semestre. Así lo reflejan los datos municipales, pues atestiguan que de enero a junio del presente 2021 el consistorio atendió 31.033 llamadas frente a las 30.699 del mismo periodo el pasado año. Un ligero incremento de 334 requerimientos telefónicos acreditan la subida.

Además de esas solicitudes de datos al Ayuntamiento de la capital, el área de Atención Ciudadana (han reforzado el servicio con tres auxiliares administrativos) también ha gestionado las atenciones presenciales en el Palau de la Festa. Y estas disminuyeron durante los seis primeros meses del ejercicio en curso respecto al precedente. Si en el 2020 esta cantidad ascendió a 23.801, en el 2021 fueron 19.080, casi 6.000 menos. En cuanto al tiempo medio de atención a cada ciudadano, ha crecido desde los 10.42 minutos hasta los 11.19.

"Valioso trabajo"

El concejal de Atención Ciudadana de Castelló, Ignasi Garcia, relata a este periódico que las gestiones telefónicas y en línea «no han hecho más que crecer como consecuencia de la pandemia del covid, pero este incremento ha llegado para quedarse» y se están «preparando para atender cada vez un mayor número de tramitaciones ciudadanas de manera telemática».

El edil aprovecha para poner en valor «el gran trabajo que hacen los profesionales de atención ciudadana en el ayuntamiento» y se marca como objetivos «continuar avanzando en la mejora de la calidad de estos servicios y en la mejor formación de los profesionales que los prestan, así como en ampliarlos para facilitar al máximo las gestiones en un entorno digital que sea intuitivo y seguro para todos», puntualiza Garcia.

El consistorio todavía presta servicio presencial en el Palau de la Festa, un recinto que acondicionaron para la atención al público tras el confinamiento.