El Ayuntamiento de Castelló, a través de la Concejalía de Transición Ecológica que encabeza el edil Fernando Navarrro, ha diseñado un Plan de Reactivación Agraria que contempla seis acciones para incidir en la cadena de producción y comercialización que, según explican desde el consistorio de la capital de la Plana, «propicie la puesta en valor del sector primario y el relevo generacional» en el campo de Castelló.

El programa prevé, a través de esos seis ámbitos de acción, ayudar a facilitar el acceso a la tierra mediante una nueva ordenanza del banco de tierras que simplifique el arrendamiento de fincas entre propietarios de suelo abandonado y nuevos productores; la compra por parte del Ayuntamiento de huertos para convertirlos en huertos experimentales; el impulso de nuevos mercados de venta directa en la ciudad; fomentar planes de formación en este ámbito; y estudiar la posibilidad de impulsar marcas de calidad propias con determinados productos.

El consistorio considera que «la apuesta por la transición ecológica de los planes de recuperación de la Unión Europea y la protección de 2.000 hectáreas en el nuevo Plan General» de Castelló --que prevé aprobarse antes del próximo año 2022-- se presentan, apuntan desde la concejalía, «como una oportunidad para relanzar el sector agrario y generar nuevas oportunidades laborales» en Castelló.

Refuerzo del cinturón verde

El concejal de Transición Ecológica, Fernando Navarro, destaca al respecto que el Plan de Reactivación Agraria «refuerza la conservación y puesta en valor del cinturón verde periurbano, ofrece una alternativa económica con producción y comercio de proximidad y mejoras en la calidad del aire y la alimentación».

Entre los objetivos del proyecto destaca el fomento de la comercialización de proximidad, el plan contempla el desarrollo de nuevos puntos de venta directa, consolidar la Fira de la Taronja, reservar espacios para agricultores en el Mercado del lunes y Mercado de Abastos, y facilitar redes de comercialización, entre otros.

El plan ha sido elaborado durante los últimos meses en el seno de la Comisión de Reactivación Agraria del Consell Municipal Agrari i de Sostenibilitat. La concejalía diseñó previamente un estudio del parcelario, que indica que el 35% de los campos de la ciudad están abandonados o semiabandonados, y un diagnóstico con las necesidades de la ciudad.