Los pacientes de oncología del Hospital Provincial de Castellón la han bautizado como la campana de la salud, la campana de la victoria o la campana de la esperanza. No es para menos. Y es que la campana ubicada en el jardín del citado centro sanitario se ha convertido ya en todo un emblema para quienes están luchando contra el cáncer en el este recinto.

En el momento en el que un enfermo finaliza con su tratamiento oncológico toca la ya famosa campana, instalada en el Provincial el pasado siglo con una función diferente a la que ostenta en la actualidad, pues servía para avisar al personal de la llegada de un paciente. “La primera persona curada de cáncer que la tocó fue mi madre. Fue un momento muy emocionante tanto para ella como para mí porque el resto de pacientes empezaron a aplaudir de forma espontánea. Ahí fue cuando vimos que era una cosa muy bonita y por eso hemos continuado”. Quien habla es Carmen Saura, supervisora de enfermería del hospital de día.

Saura explica que el hecho de tocar la campana “es voluntario para los pacientes que superan el cáncer”, y subraya que la idea surgió de forma espontánea: “Llevaba tiempo pensando que debíamos hacer algo para cuando se acabara el tratamiento porque es algo muy pesado y son unos campeones que merecen todo el reconocimiento”. Antes de la ‘era-covid’, el personal del Hospital Provincial y los pacientes inmortalizaban el momento de victoria con una instantánea, pero “ahora las fotos no son buena idea”, así que se les ocurrió esta nueva forma de celebrar el éxito más grande de sus vidas: “Al principio parecía un poco raro, pero pedí permiso a dirección, y tras aceptar lo vemos como un homenaje a los pacientes por lo valientes que son, y para nosotros, que somos partícipes también de su lucha”.

Testimonio en primera persona

Una de las pacientes que interpretó esta melodía triunfal es Inma Maicas, que superó el cáncer de páncreas. Su caso se repite casi a diario en el centro, sirviendo así de motivación para sus compañeros de batalla: “Me operaron en abril y en octubre terminé mi tratamiento. Mientras luchaba contra la enfermedad oía la campana y me emocionaba pensando que algún día podía ser yo, así que cuando lo conseguí la toqué con todas mis fuerzas”.

Inma, de 47 años, compartió este emotivo momento con su marido, que fue quien lo inmortalizó en las imágenes que acompañan este reportaje: “Estaba todavía más emocionado que yo porque tenemos dos hijos, de 11 y 26 años, y aunque tengo que volver para las revisiones, sabe lo que significaba ese momento”. No oculta esta castellonense de 47 años que el sentir el apoyo del resto de compañeros de lucha fue un momento inolvidable: “Cuando ves que la gente te aplaude, sumado a la emoción de haber superado el cáncer… no pude ocultar las lágrimas. Es una iniciativa preciosa”. Desde aquí, nuestra más sincera enhorabuena y reconocimiento a quienes al igual que Inma han conseguido tocar esa anhelada campana y a quienes están luchando por hacerlo. Mucha fuerza para todos.