Había ganas de retomar la tradición, y eso fue lo que se vio en la basílica de la Mare de Déu de Lledó de Castelló. Tras un largo paréntesis obligado por el coronavirus, en la mañana del domingo se retomó la actividad del paso por el manto, organizado por el prior del templo, Joaquín Guillamón, y con la colaboración de la Real Cofradía y el colectivo de camareras. Hacía casi dos años que no se vivía una celebración parecida, ya que la última vez fue en febrero del 2020, pocas semanas antes de declararse la pandemia. Por tanto, fueron 22 los meses de ausencia.

La actividad tuvo una importante afluencia de gente. Erik Pradas

Unos 150 niños recién nacidos cumplieron con la costumbre, en un acto realizado tras la misa, y que se ha alargado hasta cerca de las 14.00 horas. En los primeros momentos, hubo una cola que prácticamente alcanzó la escalinata de la basílica, desafiando las bajas temperaturas y el viento de este tramo final de noviembre. El interior del templo registró una elevada afluencia. En total, se calcula que se acercaron más de 1.000 personas, en un regreso que se realizó con agilidad.

Normas de prevención

El paso se desarrolló con un protocolo covid, de modo que los participantes pudieron hacer reverencia ante la patrona de la capital de la Plana, pero sin tocar ni besar el manto. Además, se estableció un sistema para que hubiera una separación entre las familias asistentes, y con el cumplimiento de la obligación de llevar mascarilla en el interior de espacios cerrados.

Participantes en el exterior de la basílica. Erik Pradas

La llamada del prior fue especial, ya que los niños nacidos después de las restricciones por la pandemia tuvieron la primera oportunidad de tomar parte de este rito.