Un tiempo más que primaveral, con cielos soleados y termómetros elevados, ha acompañado en el regreso de la procesión del Encuentro de Pascua en Castelló. Una cita con la que se pone el punto final a los actos religiosos de la Semana Santa, que en esta ocasión se han desarrollado con total normalidad tras la pandemia de coronavirus. El momento más esperado llegó en la plaza Mayor, ante la puerta de la Concatedral de Castelló, al unirse los recorridos de las imágenes que representan al Cristo resucitado y a la Virgen María.

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Procesión del Encuentro de Pascua en Castelló Erik Pradas

La única diferencia respecto a las ediciones anteriores fue que los portadores llevaron mascarilla, recuerdo de que en estos momentos las restricciones no suponen la cancelación de actos, como en los dos últimos años, aunque hay que seguir tomando precauciones. Los asistentes acompañaron el recorrido de la procesión por las calles del centro de la capital de la Plana, y muchos de ellos ansiaban vivir el momento del Encuentro, como muestra de recuperación de la normalidad.

Previa

Este evento religioso estuvo precedido, en la noche del sábado, por la procesión del traslado de la Virgen de Pascua. Además de recuperar las costumbres propias de estas fechas, las procesiones en Castelló han contado con una serie de novedades. Como el hecho de ser el primer año en el que una mujer ha sido portadora de la cama del Santo Sepulcro.

Hasta ahora solo eran hombres los que participaban en esta labor, y la Cofradía de la Sangre consideró que, de acuerdo con el espíritu de sus estatutos actuales y los valores de la sociedad actual no hay ningún motivo para que una mujer suceda a su padre en esta responsabilidad. También se han estrenado velas en el paso de la Dolorosa, mientras que el paso de la Soledad, de los labradores de la Cofradía de la Sangre, estrenó por fin en la calle, este año, la cruz de madera en el centro de la cual se conserva un fragmento de roca del calvario de Jerusalén, donada el año pasado por un sacerdote castellonense.