La naturaleza sigue su curso con independencia de los planes de los humanos, o al menos lo intenta. Ese parecía ser el mensaje que lanzaron varios cientos de abejas, que decidieron establecerse en la tulipa de una de las farolas de la plaza Mayor de Castelló, lo que provocó el despliegue de un operativo especial de los bomberos de la ciudad para responder a lo que, más que una emergencia, es una circunstancia propia de este época del año, aunque suele generar la alarma y el temor de algunas personas.

Lo cierto es que hay poco de excepcional en el hecho en sí. Los enjambres de abejas se multiplican con la llegada de la primavera y escogen para establecerse los lugares más inverosímiles del entorno urbano, como ha sido el caso. La respuesta más segura y sensata es la que se ha producido, avisar a las autoridades para que organicen una retirada controlada que no provoque daños en especial a los insectos.

La presencia de los bomberos, que han acordonado una parte de la zona peatonal junto a la concatedral, se ha convertido en un espectáculo más que ha tenido que compartir protagonismo con otros eventos culturales y sociales organizados el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar, como el Festival de Danses de l'Antiga Corona d'Aragó, que se estaba celebrando en la misma plaza Mayor sin que, curiosamente, gran parte del público se percatara de lo que estaba sucediendo.

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Al rescate de un enjambre de abejas junto al Fadrí JACOB ESTUPIÑÀ

La que sí se ha visto atraída por el espetáculo alternativo e improvisado ha sido una pareja de novios, que han sido espectadores privilegiados del trabajo de los bomberos, regalando a los presentes y a los fotógrafos presentes la anécdota de la jornada.

Retirada segura

Pero más allá de la anécdota, desde la Policía Local de Castelló recuerdan que en esta época del año no es nada extraño encontrarse con enjambres y dan consejos sobre cómo actuar. Inciden en que «hay que mantener la calma, alejarse con precaución y llamar al 112». Es importante «no molestar a las abejas con sonidos ni con olores fuertes» y, por supuesto, «no hay que intentar agitar o retirar el enjambre», mucho menos utilizar insecticidas.

Los apicultores insisten cada año en el mismo llamamiento. Las abejas son seres vivos esenciales para garantizar la vida y el equilibrio natural, de ahí que su preservación sea crucial, y eso pasa por saber gestionar de forma adecuada la convivencia con ellas. En el momento en el que se detecta la presencia de un enjambre, que puede llegar a albergar a miles de ejemplares, no hay que hacer más que llamar a emergencias o a algún apicultor. Es tan sencillo como instalar una colmena cerca y, poco a poco, las abejas tomarán el lugar seguro para instalarse. También inciden en la misma idea: no son una amenaza, siempre y cuando alguien no sea una amenaza para ellas.