La cruz del paseo Ribalta de Castelló tiene los días contados. La junta de gobierno local dio ayer el último paso previo al inminente inicio de los trabajos de retirada de este símbolo en cumplimiento de la ley de Memoria Histórica y que consiste en la cesión de la misma al obispado para que se haga cargo de ella una vez el consistorio la quite de su actual emplazamiento. Tras la adjudicación de la dirección de obra de estos trabajos y de las catas que se tienen que realizar, el consistorio inicia la cuenta atrás para que la cruz del Ribalta se ubique en el lugar elegido por el obispado (el único que la quiso tras ofrecerla a las religiones católicas de la Mesa Interreligiosa de Castelló) y que es la explanada de la iglesia de Santo Tomás.

Ahora, en los próximos días, se desmontará el monumento, se apuntalará la cruz y si es necesario restaurarla porque cuenta con algún desperfecto, lo hará la empresa adjudicataria antes de que pase a manos del obispado de la diócesis Segorbe-Castellón, tal y como afirmó el portavoz del Acord de Fadrell, José Luis López. Seguidamente, también se dará cuenta de esta cesión al inventario municipal para su actualización, pues pasará a ser un bien de la Iglesia y no del Ayuntamiento de Castelló. En el lugar del monumento se hará un jardín.