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ENTREVISTA | FRANCESC MICHAVILA, Hijo Predilecto de Castelló

Michavila: «Quiero contribuir a abrir Castelló al mundo e integrarlo en el proyecto europeísta»

El acto oficial de su nombramiento será el próximo viernes

Francesc Michavila nació en Castelló en 1948. ANDREU ESTEBAN

A Francesc Michavila Pitarch (Castelló, 1948) se le ilumina la mirada de orgullo en el transcurso de esta entrevista, quizá por ser una de las más emotivas, pues tiene lugar con motivo del acto de su nombramiento oficial como Hijo Predilecto de Castelló, su ciudad. Será el próximo viernes en el Teatro Principal. Una distinción que agradece al Ayuntamiento y sobre la que asegura que supone una gran responsabilidad.

Michavila, castellonero de pro, está casado con Paloma Gaspart y el matrimonio tiene un hijo, Jaume. Poseedor de un amplio currículum y de una trayectoria intachable, el catedrático de Matemáticas Aplicadas, Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, rector honorario de la Universitat Jaume I y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Las Palmas, explica cuáles son sus sentimientos en estos momentos en relación al nombramiento y explica cómo está decidido a contribuir a que su ciudad prospere y crezca para el beneficio de los vecinos.   

--A sólo cinco días del acto oficial donde será reconocido como Hijo Predilecto de Castelló, ¿qué recuerda del momento en el que la alcaldesa Amparo Marco le comunicó la noticia de su elección?

--Primero fue una dulce sorpresa, cuando a primera hora de la mañana del 22 de junio supe, por medio de un whatsapp, que la alcaldesa me había propuesto para Hijo Predilecto de la Ciudad. Una mayúscula sorpresa pues habían transcurrido ocho años del anterior nombramiento y diecinueve del penúltimo, según supe entonces. Luego, esperar la decisión que adoptase la junta de portavoces que suponía iba a reunirse a última hora de aquella mañana, pero recuerdo que fue usted misma quien antes de las once me anunció el feliz resultado, ¡por unanimidad! Poco más tarde, en una afectuosa llamada, Amparo Marco me confirmó el resultado. Después, el resto de los pasos hasta culminar con la votación del pleno del Ayuntamiento y la ratificación del sentido unánime del nombramiento. Sin duda, todo un sueño para mí.

--¿Qué supone para usted esta distinción otorgada por el Ayuntamiento de la capital?

--Un honor insuperable que excede mis méritos, el mayor reconocimiento que podía imaginar. También el nombramiento supone para mí una gran responsabilidad pues, aunque sea en una pequeña medida, me da un sentido de referente social ejemplar que no debo defraudar con mis comportamientos, con lo que diga o lo que haga. Cuando pienso en anteriores Hijos Predilectos, al compararme con ellos me siento insignificante, aunque encuentro puntos comunes con sus valores, como son la templanza y su visión plural de la sociedad. Sin olvidar que todos los mediterráneos somos hijos espirituales de Ulises.

--¿Cómo cree que puede contribuir usted, como Hijo Predilecto, al crecimiento de Castelló?

--Dentro de mis modestas capacidades, quiero, y pretendo, hacer más grande la ciudad. Me gustaría contribuir a abrir Castelló al mundo, de forma global, y fundamentalmente integrarlo en las principales corrientes sociales, culturales, científicas que hoy en día constituyen la base del proyecto europeísta, el único que nos conduce a la prosperidad, a pesar de las turbulencias actuales.

La creatividad que ha caracterizado siempre el espíritu de los castellonenses, su laboriosidad, sus expresiones culturales, musicales, sus empeños empresariales o su capacidad asociativa, no puede pecar de conformismo, de excesivo localismo. 

No renunciemos a nada a priori. Seamos activos en los proyectos e iniciativas en las que participemos, en las redes de ciudades europeas saludables, por ejemplo. Eso sí, se necesita constancia y que la acción tenga carácter colectivo.

Estoy disponible para cuanto pueda ser útil en la integración de Castelló en el proyecto europeo, en su corriente de pensamiento, con la universidad y la ciencia europea.

--El evento programado en el Teatro Principal será, quizá, uno de los días más importantes de su vida. ¿Qué espera de ese momento tan significativo?

--Antes de qué espero de ese momento está el cómo espero ese momento. Lo hago con emoción no exenta de una cierta agitación interior y, sobre todo, con un respeto grande envuelto en solemnidad, ante la cercanía del Acto en el Teatre Principal. Llegado el día, pretendo disfrutar de los que serán unos instantes imborrables, con mi familia, con muchísimos amigos, con colegas del mundo universitario. Me esforzaré en que la alcaldesa y todos los concejales que hacen posible el que será uno de los días más importantes de mi vida, como bien dice usted, perciban los sentimientos tan íntimos como profundos que me embargan.

--¿Qué les diría a todos los castellonenses como Hijo Predilecto de su ciudad?

--A quienes comparten conmigo, o yo con ellos, el orgullo de ser de esta tierra sin igual, les tengo que testimoniar mi emocionado agradecimiento, no solo por la inmensa felicidad que me están haciendo vivir estos días, sino por su apoyo que siempre he percibido. De cuando dirigí el proyecto de creación de la Universitat Jaume I y luego fui su rector, la confianza que mostraron con mi trabajo, con aquel proyecto universitario que se convirtió en mi sueño hecho realidad. Y tantas veces más en los años siguientes. Como bien saben quiénes me conocen de cerca, de nada me siento más orgulloso que de mi pertenencia a esta sociedad solidaria y generosa que es el pueblo de Castelló de la Plana.  

--Usted es una persona con amplia experiencia, cultura y sabiduría debido a su magnífico currículum y su aprendizaje a lo largo de los años. Expertos e indicadores económicos arrojan unos meses duros. ¿Hacia dónde cree que tiene que dirigir la ciudad sus objetivos para crecer económica y empresarialmente y mejorar la calidad de vida?

--No me encuentro capacitado para dar ningún tipo de lección a quienes conocen, con su trabajo cotidiano, mucho mejor que yo las vicisitudes y perfilan ya las estrategias convenientes para superar este tiempo difícil. Tampoco para hacer pronósticos o pronunciar augurio alguno. 

Sin embargo, sí que creo que hay comportamientos y valores ante las posibles adversidades que puedan existir que constituyen una receta segura para cualquier pueblo, especialmente para el nuestro, acaso más que para otros. Uno es la unidad, permanecer unidos, dejar las luchas fratricidas para otros momentos menos complicados. Pensar en lo que se comparte como sociedad, como herederos de un patrimonio social y económico labrado con el esfuerzo de generaciones. Si permanecemos unidos, serán mucho mayores las posibilidades de superar las dificultades con los menores daños.

El segundo principio que quiero destacar, para avanzar con el viento soplando en contra, ha de consistir en la confianza en las propias capacidades, con los esfuerzos que conlleve, los sacrificios que sean necesarios y las medidas austeras que se precisen tomar. 

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