Cuando el emérito vino de regatas (y ganó)

Desde 2000, Juan Carlos I solo visitó la ciudad dos veces y ambas fue para disputar la Regata Costa Azahar. Esas estampas de afecto, con cenas de personajes de la Castellón de la época junto al monarca, distan mucho de lo que pasaría a ser luego su imagen.

Pablo Ramón Ochoa

Pablo Ramón Ochoa

Castelló

El rey emérito Juan Carlos I se trasladó al menos en cuatro ocasiones la ciudad de Castelló. En junio del año 2000 se produjo la tercera de ellas. Tras su gira por distintas partes de la provincia en 1976 y de la colocación de la primera piedra de la Universitat Jaume I en 1993, se produjo una visita más parecida a las que el exmonarca realiza ahora a España: vino para disputar una regata, la Costa Azahar, que en 2000 afrontó su cuarta edición y que en este mismo fin de semana se disputa la 28ª edición.

Sin embargo, aquel viaje fue mucho más publicitado de los que hace en la actualidad a lugares como Sanxenxo, también para disfrutar de la vela pero en un contexto personal distinto.

Todavía faltaba mucho tiempo para que Juan Carlos I abdicase en su hijo, Felipe VI, y se mudase a Emiratos Árabes Unidos después de las investigaciones que se cernían sobre él. En 2000, el entonces jefe de Estado tenía 62 años y gozaba todavía de popularidad entre la población.

De hecho, a las puertas del céntrico Hotel Intur se congregaron un centenar de personas para recibirlo y Mediterráneodio cuenta de ello. Incluso una niña se separó de su familia y corrió hacia Juan Carlos I, quien la abrazó y luego le dio un beso en la mejilla.

«El Rey cautiva a Castellón», tituló este diario sobre aquella recepción, en la que también estaban su sobrina Alexia de Grecia y el marido de esta, Carlos Morales.

Traslado en helicóptero

Juan Carlos I se trasladó a las 21.00 horas al acuartelamiento Tetuán XIV y de ahí fue en coche al Club Náutico, donde otra vez muchas personas lo aclamaron. Ese mismo monarca que se pasó dos años sin pisar España por la polémica con sus finanzas, era recibido en el Grao con gritos de «¡Viva el Rey!» y otros vítores de los asistentes.

Al frente de la delegación castellonense estaba el entonces presidente del Club Náutico, Luis Larrea. Aunque en principio la cena estaba prevista para la Tasca del Puerto, al final fueron las instalaciones del club las que acogieron la cita, con veinte invitados.

«El Rey pidió una ensalada JR de primero, seguido de una dorada a la sal (ambos platos recomendados por su tripulación)», contó este diario. Juan Carlos I coincidió allí con quien era alcalde de Castelló, José Luis Gimeno. Allí, uno de sus compañeros de regata en el velero que lo acompañó durante toda su trayectoria, el Bribón, lo definió como «el mejor patrón, al igual que es el mejor rey».

Ya el día siguiente, 25 de junio, Juan Carlos I celebró su santo (san Juan) en Castelló. Lo esperaron vecinos del Grao que lo felicitaban desde la distancia. Representantes de la vida social y política de la ciudad y la provincia, como fue el caso del expresidente de la Diputación Carlos Fabra, quisieron estar junto al Rey. Eran otros tiempos.

Cómo le fue en el mar

Por cierto, el Bribón se proclamó vencedor de la IV Regata Costa Azahar en su categoría.

La crónica de las últimas mangas de la regata evidencia lo competida que estuvo hasta el último minuto, ya que se definió en un desempate entre el Espírito Santo y el Bribón XII. El armador del primero de los veleros era el medallista de oro olímpico José Luis Doreste, que definió la jornada como «el mejor día de regatas» del Campeonato de España de aquel año, y eso a pesar de que su barco quedó segundo. «El Bribón ha estado intratable», añadió.

El Rey recibió en persona el trofeo de ganador y dijo que esperaba regresar a Castelló el año siguiente, 2001, algo que cumplió. 

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents