El parvulario Chiccos, siempre en el recuerdo de Castelló

Profesionalidad, cariño por Castelló, amor por la educación y el nombre de Chiccos (en italiano) y ya tenemos la fórmula del éxito de una de las guarderías más veteranas de Castelló por cuyas aulas pasaron cientos de castellonenses durante los 53 años en los que ha estado abierta.

Corría el año 1971 cuando María Teresa y María Carmen, que eran cuñadas y casadas con los hermanos Gor (de la conocida familia que regentaba una paquetería en la calle Enmedio), decidieron abrir el parvulario en un antiguo maset de la avenida Vila-real que adaptaron como escuela infantil y donde el jardín era el patio.

Las imágenes del parvulario Chiccos de Castelló

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En 1983, y tras educar y cuidar a varias generaciones de pequeños castellonenses, María Teresa y María Carmen pasaron el testigo a, por entonces, cuatro estudiantes de Magisterio que tenían entre 21 y 22 años y mucha ilusión por hacerse cargo de Chiccos. Tica Saura, María Jesús Castillo, Tere Pegueroles y Nieve Villarroya cogieron las riendas. Recuerdan que fue su profesora de psicomotricidad las que les animó a hacerse cargo del parvulario y fueron a verlo junto a sus padres. «Nos pareció una maravilla y decidimos hacer frente a este nuevo reto», destacan Castillo, Pegueroles y Villarroya, que comenzaron esta nueva etapa el 4 de julio de 1983, con un cambio de imagen y aportación de conocimientos con esfuerzo e ilusión y velaron por la integración de los niños que fueron a Chiccos. Hasta participaron un verano en un curso del Método CEMEDETE (Centro Médico de Tratamiento Educativo) en Barcelona.

También hicieron obras en el edificio al cerrar terrazas y ampliar el pabellón exterior en 1988. En 1992, una joven profesora de prácticas, María Carmen Martí, a la que sus compañeras recuerdan con mucho cariño, se incorporó al equipo. Chiccos siempre ha sido tradicional e innovador en la parte educativa, con un ambiente familiar, muy vinculado a Castelló. Y así pueden confirmarlo los abogados, deportistas, periodistas, médicos, cocineros que pasaron por sus aulas y que seguro aplaudirían el paso del tren por sus inmediaciones cuando la vía todavía atravesaba la ciudad y recibían con alegría los pitidos del convoy. Sus puertas de Chiccos cerraron en 2024 no sin antes ser solidarios con los afectados por la dana al donar material a un parvulario de Algemesí y a Ucrania.

Ahora, los dueños del edificio decidirán que hacer con él pero lo que está claro es que Castelló siempre llevará a Chiccos en el recuerdo y en el corazón.

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