Un siglo marcando el compás de Castelló

La institución celebró el jueves su concierto de aniversario en el mismo lugar que la vio nacer, la Plaza Mayor, con sus 50 músicos bajo la dirección de José Vicente Ramón Segarra. Durante todos estos años ha forjado una estrecha relación con la ciudad, desde el Templete del Ribalta al Teatre del Raval y del Pregó a las Galanies

Pablo Ramón Ochoa

Pablo Ramón Ochoa

Castelló

La música es el hilo sonoro invisible que mantiene unida a las sociedades, aunque estas a veces no reparen en qué sería de una ciudad sin sus melodías. ¿Porque cómo transcurriría un Pregó de Magdalena sin la Banda Municipal de Castelló? ¿Cómo sería una Galania de las reinas sin ellos? Es difícil responder a esas preguntas sin quedarse helado solo de pensarlo. Pero si es así, si un Rotllo i Canya es imprescindible para entender la idiosincrasia de la ciudad en 2025 es porque en 1925, hace 100 años, un grupo de músicos se unió para crear la Banda Municipal que acompaña siempre, bien formada y uniformada, a su pueblo.

"La banda vertebra la cultura y la sociedad"

«La banda vertebra la cultura y la sociedad castellonense. Atiende a todas las actividades y a todos los sectores sociales. Participamos en eventos educativos, en festes de carrer, en actos religiosos, en los actos del Ayuntamiento...», apunta en conversación con Mediterráneosu actual director, José Vicente Ramón Segarra, que llevó la batuta entre 2012 y 2019 y afronta desde 2023 una segunda etapa.

 Ramón Segarra añade que «sería absolutamente impensable hoy que la Banda Municipal desapareciera de la ciudad». «La gente continuaría viviendo, sí, pero los actos institucionales serían menos institucionales. Las fiestas de la Magdalena no se entenderían sin un Rotllo i Canya nuestro, como tampoco una procesión de la Mare de Déu del Lledó o de Sant Pere. No habría música detrás», observa.

El maestro lleva casi 40 años en la banda, a la que accedió como clarinetista en 1988. Entonces era ya una formación asentada gracias al esfuerzo de centenares de personas desde el 2 de julio de 1925, fecha de su primer concierto en la Plaza Mayor. La primera pieza que hizo sonar la banda fue el pasodoble Peña Chaves. El pasado miércoles, idéntico 2 de julio pero de 2025, los actuales músicos castellonenses desempolvaron esa vieja partitura (exactamente los mismos papeles que hace 100 años, guardados con mimo en el archivo), y volvieron a tocar Peña Chaves en el concierto del centenario.

Toda una vida

La Banda Municipal tiene 100 años y desde hace 65 de ellos está ligado a ella uno de sus miembros vivos más destacados. Se trata de Francisco Signes, quien fuera director de la institución entre 1983 hasta su jubilación en 2012. Antes de eso, desde 1960 tocó el bombardino en la banda. El suyo, como el de Ramón Segarra, es un ejemplo más de que esta no es una banda capitalina cualquiera, sino que el sentimiento de pertenencia a la misma está tan arraigado que muchos miembros pasan su vida entera dedicados a ella.

«Es un orgullo y un honor haber sido director de la Banda Municipal. Quiero que la banda dure y perdure porque es una institución de Castelló y se ha conseguido una colaboración muy profunda entre la banda y la gente», cuenta su antiguo director. Signes nació en Real de Gandia hace 83 años pero cuando tenía 18 se mudó a Castelló para tocar en la banda y ya nunca se marchó. A pesar de la jubilación, aún continúa cogiendo la batuta para dirigir a la formación en momentos puntuales, como invitado.

«Para mí es muy especial cuando la dirijo porque mi afición es la música, yo disfruto de dirigir la banda. Además, este año, en enero, hice un concierto monográfico en el que estrené una suite que dediqué a mis cuatro hijos», repasa. Los cuatro tiempos de esa obra llevan los nombres de María José, Anabel, Francisco Javier y Silvia, los hijos de Signes. Y el veterano músico se emocionó como nunca: «Fue el concierto de mi vida».

Otra muestra del arraigo que suele generar la centenaria banda es que solo cuatro personas más, además de Paco [Signes] y Jovi [Ramón Segarra], han tenido el privilegio de ser directores de la banda (sin contar invitados y contrataciones esporádicas). Fueron Pascual Asencio (1925), Eduardo Felip (durante 30 años, de 1925a 1955), Juan Garcés (27 años, de 1955-1983) y Marcel Ortega

Este último tiene aún la plaza de director titular, aunque se fue de excedencia a Cataluña, su lugar de origen, en 2023. Accedió al cargo en 2019. Al ser preguntado por este periódico, Ortega desea a la banda «que disfrute de buena salud musical», que sea «líder en programaciones e interés artístico» y que «asuma el reto de democratizar su acción».

Servicio público

La banda deberá completar en los próximos años una recién comenzada renovación de músicos. Se prevé más de una decena de jubilaciones en estos cinco años. Ramón Segarra cree que sus futuros miembros «estarán a la altura de las circunstancias». El director aconseja a los jóvenes que tengan la vocación de «servicio público». 

«Que sepan que la gente no viene a escucharte, sino que tú vas para que ellos se lo pasen bien», afirma este valldeuxense de 59 años. Ramón Segarra apunta por último a otro gran reto: el aumento de la presencia femenina, pues ahora hay solo cuatro mujeres. La primera mujer en la historia de la banda fue Elisa Ortells, que entró en 1988 y sigue en activo.

Pero el signo de los tiempos reclama un cambio mayor. «De cara al futuro habrá más mujeres, su presencia va muy lenta porque las oposiciones salen cuando salen, pero en el futuro seguro que la mitad de las plazas que salgan será para mujeres», concluye Ramón.

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