El CD Castellón está, de nuevo, ante un verano muy ajetreado en el tema de salidas y entradas en la plantilla de la próxima temporada, la 2021/22. Sin ir más lejos, tras ascender de Tercera a Segunda B el entonces máximo accionista del club y el que ponía el dinero, el madrileño José Miguel Garrido, pasó la escoba por el vestuario y continuaron muy pocos. También se produjo un notable cambio de cromos hace casi un año cuando el conjunto de la capital de la Plana ascendió al fútbol profesional, quedando pocos supervivientes de la proeza. 

Tras el ascenso a Segunda B, la temporada 2017/18, la limpieza en el vestuario fue casi total. Los únicos supervivientes fueron Marc Castells, David Cubillas y Juanjo Gracia (a este lo despidieron a la segunda jornada de la siguiente campaña). En total fueron 18 bajas en el equipo y se realizaron 23 fichajes. Una temporada después, en la 2018-19, tras lograr la salvación de milagro y de carambola, el desastre se saldó con 15 bajas en la plantilla. Sólo siguieron 10, y se realizaron 13 fichajes para el curso 2019/20, la del ascenso al fútbol profesional.

Lo más reciente es lo que sucedió hace once meses. Poco después de celebrar el ascenso a LaLiga SmartBank en Málaga llegaron los movimientos. El club apostó por realizar 16 fichajes y conceder 12 bajas. Con muchas carencias discurrió una campaña que acabó con el aparatoso descenso del Castellón, no a Segunda B, sino a la nueva Primera División RFEF.

Ahora, y a tenor de las palabras del nuevo director deportivo, Fernando Gómez Colomer, estamos ante una nueva criba en el vestuario de la escuadra castellonense, tras darse de cruces con el descenso a una nueva categoría desconocida, pero donde las noticias que llegan indican que va a ser una competición muy reñida e igualada. Y es que no menos de doce equipos parten con cierto caché y con buen cartel para considerarles claros aspirantes para lograr el ascenso directo a Segunda A, o alguna de las cuatro plazas para disputar el play-off de ascenso.

MUCHOS MOVIMIENTOS

Dijo el nuevo propietario de la silla de director deportivo que la afición iba a ver a muy pocos futbolistas de esta recién finalizada temporada defender la elástica del Castellón 2021/22. No en vano, se está preparando un buen desembarco de futbolistas. Entre los que acaban contrato y los que continuaban, pero debido al descenso se acogerán a la cláusula liberatoria, el número de jugadores que continuarán será muy reducido.

En el caso del central cordobés Rafa Gálvez, que acaba contrato, esta misma semana se ofreció para renovar. Habló con el club y aún no tiene respuesta, pero en declaraciones a Radio Voramar dijo que «quiero seguir en el Castellón varias temporadas más. Cobrar menos, pero más años de contrato». Otra cosa es lo que vaya a decidir el club sobre su futuro.

En la portería del equipo albinegro hay un gran dilema. Álvaro Campos tiene contrato en vigor por un año más y se podría quedar, mientras que Óscar Whalley, la gran revelación y el responsable de que el Castellón luchase por la salvación en los últimos meses de competición, tiene cláusula liberatoria por la cual en caso de descenso el futbolista quedaba libre. 

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Para la defensa tendrán que venir centrales y laterales, en el centro del campo las importantes bajas de Yann Bodiger y Josep Señé precisarán más refuerzos. Carles Salvador se quedará, pero necesitará buenos compañeros para darle equilibrio al centro del campo. Extremos también tienen que llegar. Y delante se tiene que acertar con un par (mínimo) de delanteros que garanticen goles. La pasada temporada el Castellón tuvo hasta cinco y ninguno funcionó. Se le atragantó la categoría. En la faceta anotadora tuvo que despuntar un mediapunta como Rubén Díez (siete goles), que a pesar de tener contrato cuenta con ofertas. Y si le pagan al Castellón el zaragozano cambiará de aires.

Así que el Castellón está ante otro verano muy ajetreado y habrá muchas entradas y salidas.