El CD Castellón perdió este viernes un partido o en el que mereció golear (1-0). Por increíble que parezca, así fue. Castalia asistió a uno de esas noches de pesadilla que se dan muy de tanto. Una de cada cien, una de cada mil. Isma Falcón, los palos y la falta de acierto en el remate encaminaban el encuentro al 0-0... hasta que Dani Güiza transformó un penalti y dejó al albinegrismo con un palmo de narices... y tres puntos de 12.

Sergi Escobar ajustó al equipo, más allá de que Juanto Ortuño relevó al duramente castigado Mario Barco. Javi Moyano entró por José Mas y Koke Sáiz, la sorpresa de la noche, por Bilal Kandoussi, ocupando la posición del jugador-sensación en los primeros compases de la temporada. El canterano no se arredró, buscando y encontrando a un Pablo Hernández desatado, origen de la primera acción combinativa, culminada por el remate cruzado de Kialy Abdoul Koné; majestuoso en el golpe franco al larguero, luego de que Castalia, escocida por el último arbitraje, reclamara penalti en un disparo del Mago que, a criterio de Lax Franco, fue repelido por el pecho, y no por las manos, de Javi Duro.

Falcón, Falcón, Falcón

Los decibelios aumentaron, pese a que el estadio sigue con mucha menos gente de la que merece, cuando la grada pidiera un gol fantasma en un latigazo de Juanto Ortuño contestado por dos veces por un Isma Falcón que, volando como un ídem, evitó el 1-0.

Ni un cuarto de hora y las embestidas locales, salvo un breve suspiro, ya tenían el cariz de asedio. Nueva mano del veterano portero gaditano, ahora a un disparo desde la media distancia de Dani Torres, tras la poca atinada volea de PH19. Un Castellón incluso mejor que ante el Sevilla Atlético.

El partido, desgraciadamente, se calmo; incluso, Álvaro Campos abandonó su guarida para abortar el avance de Adrián Armental. El Sanluqueño encontró resuello y las tablas propias de un equipo perro, de jugadores que se las saben todas, que encima llegaba sin haber encajado un gol y con cinco puntos en su casillero, fruto del único que habían marcado (la jornada anterior, contra el filial del Sevilla). Un equipo que se las gasta con una pareja de centrales con los nombres más apropiados de la historia para cumplir con su cometido: Javi Duro y Pelón (mote para Manuel Antonio Cabrera). Un equipo veterano, veterano, con la delantera más entrada en años de la categoría por los 38 de Diego Cervero y los 41 de Dani Güiza, suplente anoche. Sin olvidar a Isma Falcón (37) o el también viajado lateral Edu Oriol (34).

Los siguientes 20 minutos no tuvieron nada que ver con los fulgurantes 25 iniciales.

La segunda parte empezó con Bilal por Koke y otro vuelo estratosférico de Falcón para despejar el misil de Pablo Hernández. Sin tanto brillo que al principio, el Castellón coleccionaba oportunidad inmejorables, como la doble del recién incorporada, que no acabó en 1-0 por el sensacional Falcón y, de nuevo, el poste. Salieron David Cubillas y Jesús Carrillo (por Juanto Ortuño y Koné), con otro paradón ante el murciano. El 0-0 era ya un resultado de mal gusto, por la abrumadora diferencia en el bagaje ofensivo de ambos.

El Mago lo probó de nuevo de falta, esta vez ligeramente por arriba. Más y más ocasiones, con Cubi calcando casi el gol del anterior día en casa. El Sanluqueño, desbordado, recurría a Güiza.

Aarón Romero por Javi Moyano y José Mas en lugar de Borja Martínez agotaron el cupo de Escobar, que no sabía qué idear para acabar con el cerrojo gaditano. Otro cabezazo de Cubillas antes de otro paradón de Falcón a Arón y un remate a las nubes de Bilal con todo a favor. Un partido de 3-0 o 4-0 que estaba 0-0... Lo que llegó fue un penalti innecesario y el gol de Güiza, en el 88, desde los once metros: 0-1, increíble pero cierto.