Si la afición del CD Castellón esperaba unos primeros movimientos ilusionantes, cara a la próxima temporada en Primera RFEF, con el que quitarse el mal sabor de boca de esta, en la que acabará lejísimos de los puestos de play-off de ascenso tras el enorme desplome, nada más lejos de la realidad. El proyecto deportivo en ciernes arranca con un perfil muy bajo, marcado por la renovación de los futbolistas que así lo tenían estipulado en su contrato (en base a un determinado número de partidos jugados), así como la promoción de los canteranos más pujantes. La incertidumbre en torno al futuro de la entidad, sobre quién la gestionará, mediatiza estas semanas que deberían ser cruciales en la composición de la plantilla.
Aarón Romero sigue una campaña más por la cláusula de encuentros disputados (algo aplicable también a Álvaro Campos, si bien el club aún no lo ha anunciado oficialmente). Además, en las últimas semanas, el Castellón ha comunicado la continuidad del extremo portorriqueño Jeremy André de León (hasta el 2024, convertido en el futbolista de la cantera del que más de espera), además del central castellonense Pol Pla (2025) y del lateral izquierdo ondense Jose Albert (2025).
Bilal Kandoussi y Carles Salvador, atados
Eso sí, el Castellón, durante la temporada, rubricó las ampliaciones del mediapunta Bilal Kandoussi (2024) y del centrocampista Carles Salvador (2025).
Con la vuelta de los cedidos Iván Martínez (Osasuna), Kevin Sibille y Vicente Esquerdo (Valencia), nada se sabe de los otros que terminan su vinculación contractual con los albinegros el 30 de junio. Es el caso de los defensas Alejandro Marcos y Javi Moyano; el centrocampista Dani Torres; y los delanteros Mario Barco, Juanto Ortuño y César Díaz.
Y de fichajes, pues da la sensación de que van para largo.
Todo queda supeditado, por tanto, a que se resuelva el jeroglífico en torno a quién estará al frente del Castellón, cuánto dinero del presupuesto se destina al proyecto deportivo, teniendo en cuenta el aumento de la deuda en una temporada también ruinosa económicamente hablando.
