La Unió Esportiva Cornellà es un club eminentemente de cantera. Y de la buena, además. Lejos del potencial mediático y económico de la de los grandes equipos del fútbol español, ha sido capaz de fabricar un puñado de jugadores de élite, algunos internacionales como Jordi Alba (Barcelona) o David Raya (Brentford), sin olvidar a Edgar González (Betis), Javi Puado (Espanyol), Manu Sánchez (Osasuna), Víctor Ruiz y Aitor Ruibal (Betis), Enric Gallego (Tenerife), Edgar Badía (Elche)...
Fundado en 1951, después de un tránsito por las categorías modestas del fútbol catalán, su historia está íntimamente ligada a la del Castellón. Hace tres años, los albinegros le apartaron del ascenso a LaLiga SmartBank, en aquella final del play-off de La Rosaleda que resolvió Juanto Ortuño. Y en mayo, su victoria por 1-3 en Castalia (remontando el gol de Aarón Romero), junto a una combinación poco esperada de resultados en la jornada final, le permitió continuar en Primera Federación, cuando unas semanas antes estaba condenado a bajar.
Ahora, lejos de las peculiaridades del Nou Estadi Municipal de Cornellà de Llobregat, donde, por dimensiones y, sobre todo, gastado césped artificial, ha basado sus éxitos más recientes, el club, presidido desde hace medio año por una mujer, Maribel López, trata de volver a encontrar su sitio. Preparado para sufrir (solo suma tres puntos), preparado para seguir produciendo futbolistas de primerísimo nivel, internacionales incluso.