El Periódico Mediterráneo

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LAS CUARENTA

La opinión de Pepe Beltrán | Los despidos que vienen

Ángel Dealbert y Fernando Gómez Colomer en Castalia. Manolo Nebot

Conquistado el liderato de esta maldita tercera categoría cronológica del fútbol patrio, y con todos los sesudos análisis sobre las aspiraciones de ascenso que ya se han conformado, sobre todo de los eufóricos oportunistas de siempre, escurro mi bulto porque prefiero no regirme por las difusas y caprichosas veleidades del balón. Mi sinrazón semanal obedece más a sus derivaciones sentimentales, a nuestro orgullo tribal y a la intrahistoria, pero en los derroteros de la actualidad me inspira más la gestión y sus consecuencias.

Desde que apareciera en escena Bob Voulgaris vengo clamando por la higiénica medida de aplicar una tabla rasa que acabara con cualquier legado de la etapa de Vicente Montesinos, que bastante es haber asumido su deuda para evitar la desaparición como para encima tener que mantener a sus favoritos, alguno de ellos incluso con nómina y escasos méritos. No diré yo que el nuevo propietario, o en su defecto los responsables de Pitch32 que son quienes llevan las riendas del club, sigan al pie de la letra las indicaciones de esta sección, pero no parece casual que tras una primera criba en la junta general de accionistas, esta semana se haya pasado por la cuchilla a Fernando Gómez Colomer, Xavi Galván y Carlos Montesinos, a la sazón hermano del ex.

Por eso quiero poner en valor el trabajo realizado desde la secretaría técnica. Dacapo, los buenos resultados así lo demuestran, y con el añadido del escaso tiempo de que gozaron para diseñar la plantilla. Las supuestas diferencias intestinas no parecen suficiente para tamaño desarraigo. Mi teoría, subjetiva por supuesto, es que han pagado los platos ratos. Digo que cada día aparecen nuevas señales del estropicio y el abandono que regían el club durante los últimos meses y que están aflorando tantas facturas imprevistas que Voulgaris, sin dejarse aconsejar por nadie, ha llegado a la conclusión que algunos ya denunciamos a contracorriente, que Montesinos y cía no es que hayan hecho bueno a García Osuna, David Cruz y el resto de la banda, investigados todos por administración desleal entre otras muchas cosas, pero sin duda su mandato deparó consecuencias gravosas que, no en vano, estuvieron a punto de liquidar la sociedad.

Tampoco creo aventurado vaticinar que todo saldrá a la luz. Que Voulgaris se encargará de airear cuantas anomalías aparezcan para dejar claro en qué condiciones se hizo cargo del club, de ahí que poco a poco quiera limpiar cualquier resto de tan nefasta etapa sacudiéndose de encima a quienes la han representado, aunque en algunos casos, cegado por ese desfase en las cuentas, haya podido ensañarse con profesionales que han cumplido sobradamente con su cometido, y ese es el caso en que considero se ha prescindido de los servicios de Fernando y Galván.

No es el mejor momento para realizar cambios de tanto calado en la dirección deportiva, porque pueden urgir refuerzos en enero y nadie mejor que los despedidos para calibrar las necesidades, los candidatos objeto de seguimiento todo este tiempo y las condiciones para acelerar su adaptación. Pero es el precio de haber venido avalado por Montesinos, cuyo crédito es nulo. Por eso también tengo claro que no quedará ahí la depuración y, como más allá de un Centenario más o menos lucido, la Fundación siempre dio la sensación de un corralito donde se administran de manera arbitraria los ingresos y nunca ha justificado los gastos ante los accionistas ni ningún otro control del club, Javier Heredia y Enrique Mulet no deben andar muy tranquilos. 

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