La crónica del Castellón-Intercity | Siempre es domingo de fiesta en Castalia (1-0)

Pese al ambientazo, el subidón por el homenaje a Vicente del Bosque, los tres himnos que atronaron por la megafonía..., el inicio del partido bajó las revoluciones de golpe. Los dos equipos extremaron las precauciones en el primer cuarto de hora, fruto del enorme respeto que se profesan, con mucho tanteo, que se reflejaba en la profusión de pases de seguridad, apoyos en corto, un rigor táctico por el cual los jugadores optaban por conservar a toda costa sus demarcaciones respectivas dentro de los dibujos tácticos marcados por Rubén Torrecilla y por el sancionado Gustavo Siviero.

Con todo, el primero que se animó fue el Intercity, aprovechando cierto dinamismo en su juego y también un par de pérdidas seguidas de una tibia respuesta inmediato. Nada preocupante, pero sí que volvió a enchufar a la grada, a la espera de hacer lo mismo con un Castellón impreciso.

Las primeras claras

Con todo, recobró la inspiración con la primera acción combinativa en las proximidades de Gaizka Campos, que no fue batido en el minuto 16 porque a Cristian Rodríguez le sobró potencia en su remate cercano. La fuerza de la que adoleció Raúl Sánchez tres minutos después, al plantase solo, en una ocasión aún más clara que la primera que el meta visitante abortó. En un día así, no acertar dos oportunidades así, tan pronto además, resulta un lujo que ni siquiera el líder podía permitirse.

El Castellón se descorchó como sale disparado el tapón de una botella de cava (caño de Manu Sánchez y taconazo de Fabrício dos Santos en la misma acción).

Con todo, cerca del descanso, el Castellón volvió a activarse, esta vez provechosamente. Primero, el remate peligroso de Salva Ruiz; luego, Cristian malogró otra opción inmejorable para el 1-0, al cabecear blandito, en el área pequeña; un dos para dos mal resuelto que acabó en un -bendito- córner. Hasta que, al filo del 45, en otra acción nacida a balón parado --aunque esta vez repleta de rebotes, con una doble asistencia de jugadores fosforitos--, la pelota, que tanto quiere a Manu Sánchez cuando éste sube a rematar un saque de esquina (recorre todo el campo casi con la misma certeza de que va a marcar o a asistir, como si ejecutara simplemente de un penalti), acabó entrando como quien no quiere la cosa al fondo de las mallas. Solo hubo tiempo para que el Intercity sacara de centro.

No fue un gol bonito esta vez, pero sí valioso y que premió la insistencia de un equipo que ya debería tener resuelto el encuentro antes, incluso, de que estuviera listo el sofrito de la paella.

A contener

El Castellón volvió a dedicarse a tareas de contención al regreso del vestuario, con un Intercity poco amenazante aún y que realizó un triple cambio de una tacada, entre ellos Ion Etxaniz, azote la pasada temporada con el Linares (Aarón Piñán apenas duró seis minutos). Un exceso en el adorno impidió que los albinegros resolvieran satisfactoriamente algunas de sus acometidas, ante un rival que asumía cada vez más riesgos.

Sin ser tan nítidas como en el primer tiempo, el Castellón siguió engordando su relación de ocasiones, haciendo trabajar a Gaizka Campos tanto Raúl Sánchez como, sobre todo, Kochorashvili. Esta vez, la ventaja estaba en la caja de seguridad de Castalia, donde poco a poco va almacenando victorias con las que atesorar un tesoro suficiente como para llegar a donde quiere, que no es a otro sitio que de vuelta al fútbol profesional.