LAS CUARENTA

La opinión de Pepe Beltrán | Caleidoscopio albinegro

Bob Voulgaris, en el estadio Castalia.

Bob Voulgaris, en el estadio Castalia. / Mediterráneo

Pepe Beltrán

Pepe Beltrán

Durante estos días me he enganchado a una original oferta de Netflix. Más allá del recurrente robo del siglo, ahora con todo lujo de herramientas vanguardistas, de una brillante puesta en escena o de la feliz actuación de Paz Vega, su singularidad radica en la emisión aleatoria de sus ocho capítulos --cada uno titulado con un color-- que invita a cada suscriptor de la plataforma a variar a su gusto, siempre que mantenga el blanco en último lugar, lo que deja cinco mil combinaciones posibles. Habrá quien prefiera una exposición cronológica clásica, pero ello alteraría la idea de que el desenlace sea siempre el capítulo del robo en sí y resolver al final las incógnitas que se han venido generando. Por esas múltiples opciones, pero con la misma conclusión, la serie se llama Kaleidoscop y está haciendo furor en dicha plataforma.

Conocida como es mi enfermedad de que todo lo veo en blanco y negro, bien pronto pergeñé mis interesadas extrapolaciones. Porque en la realidad mercantil del Castellón, establezcamos el orden que queramos, el final se me antoja el mismo. Y la junta general de accionistas del próximo lunes acabará de encajar todas las piezas de este caleidoscopio. Sin ánimo de prefijar un guion, me permito recordar que hace unos meses, en el transcurso de los actos del Centenario, el entonces presidente y máximo accionista se dejó en casa toda ínfula de humildad y modestia. Aquel día no se recordaba la fundación del club, ni se homenajeaba a quienes han hecho grande su historia. Todo giraba en torno a la figura de Vicente Montesinos, y su discurso, onanista y victimista, reforzó el proselitismo que ha venido cultivando durante sus cuatro años de mandato: él ha sido nuestro salvador, el mesías, el señor.

Y vale que después de David Cruz, y con dos ascensos consecutivos, la imagen de su gestión creció exponencialmente, por mucho que algunos mantuvimos un espíritu crítico. Mas su calificación final, la que cuenta de verdad, no deja lugar a las dudas: Montesinos dejó al Castellón en una situación peor de la que se encontró. Así se desprende de la documentación que presenta la junta general de accionistas. Hace cuatro años, el déficit auditado rondaba los 4,5 millones de euros, y el que se nos someterá a aprobación el lunes supera los 6 millones. 

Por si no fuera suficientemente contundente el introito del pasivo financiero, el oscuro brillo de una deuda del club con aquel de 1,3 millones, que no impidió que el nuevo propietario prestara otros 1,6 millones para atender la deuda inmediata y evitar la desaparición, la quiebra, la muerte en suma a la que nos abocaban Montesinos y sus amigos que, además, en su legado dejan un vencimiento de deuda para el año en curso de más de 4,6 millones de euros que seguro tampoco le hará ninguna gracia a Voulgaris.

El viejo y tramposo modelo sigue vigente en tanto que la auditoría vuelve a afear que se registre contablemente un intangible derivado de la cesión de uso del estadio Castalia, aunque ahora haya bajado a la mitad y ¿solo? sea por 3 kilos. También resulta preocupante que el fondo de maniobra supere los -3,9 millones y que baja en las ratios de solvencia.

Y es que los capítulos de la historia reciente albinegra pueden verse en muy distintos órdenes, mas el final siempre es el mismo, como en la serie de Netflix. El plan, por más espectacular que pudiera parecer durante tanto tiempo, no le ha salido bien a Montesinos y todo el mundo sabe ya la verdad.

POST SCRIPTUM. No menos desazón produce analizar el presupuesto de la nueva era. La ilusión no evita unas previsiones que asustan: 3,675 millones de déficit. Vale que Bob se hace cargo hoy, pero la duda es qué será de nosotros cuando no esté él. 

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