La jugosa rueda de prensa del pasado miércoles de Haralabos Voulgaris pudo quedar eclipsada por el anuncio de Dick Schreuder como entrenador, pero dejó muchas otras declaraciones que (re)afirman esa nueva vuelta de tuerca al proyecto para su segunda temporada en el CD Castellón, el primero enteramente suyo y el que, sí o sí, debe sacar a los albinegros de la Primera Federación para, en otros dos años, llevarlo a la máxima categoría.
Si Bob es lo que es, ha llegado a donde ha llegado (entre otras cosas, a ser multimillonario), es gracias a su filosofía de vida y a lo que le ha conducido el éxito: el big data. «La idea de los datos, de la que todo el mundo tiene una noción despectiva, creo que, para nosotros, es una gran ventaja», dijo. «No tomamos decisiones exclusivamente basadas en ellos, pero es una parte masiva de nuestro enfoque y vamos a seguir ayudándonos de ellos», incidió. «Probablemente, seremos más agresivos ahora que tenemos una mejor unidad entre el estilo del técnico y nuestro estilo preferido», ligó.
Otra de sus prioridades es modernizar el club, incluso equipararlo a uno de élite: «Llevamos al Castellón a un nivel de profesionalización que antes no existía; llevarlo al nivel de Segunda o de Primera de inmediato, para no tener un gran ajuste cuando lleguemos allí». «Estamos recibiendo cientos de solicitudes para cada puesto que publicamos de personal altamente cualificado», recalcó. «La gente está entusiasmada con el proyecto y, así, hemos podido atraer a los mejores de la clase», subrayó el canadiense.
Son palabras y expresiones que reflejan la idea de Voulgaris, que cuanto menos sorprenden y que pueden, incluso, entrar en colisión con la mentalidad de aquí. «Creo que el choque cultural soy yo», respondió, con una de esas salidas suyas, a la pregunta de si ese contraste le puede haber supuesto un freno a sus ambiciones.
«La gente ha sido muy complaciente y comprensiva con mi falta de español», se sinceró sobre como se siente, prácticamente un año después de comprar el Castellón. «Ha sido muy cálida y acogedora, así que depende de mí continuar mejorando e integrarme», apostilló. «Todo mi equipo, Dave [Reddin], Robin [Taylor], ha hecho un gran trabajo para integrarse en la comunidad y han sido aceptados», opinó Voulgaris, quien, aun sin pronunciar su nombre, dijo que la única diferencia cultural que había visto, fue con Rubén Torrecilla, por la barrera del idioma.
Así ve al grupo
El canadiense, a la fuerza, acabará aprendiendo la geografía española, después del enorme cambio en los rivales para esta temporada por la redistribución de los equipos. Ya lo ha estudiado: «Los dos grupos son duros. Está el Málaga y el Ibiza, que acaban de bajar y serán muy fuertes; también está el Murcia, Córdoba...», enumeró. «Sí, es duro, encima con muchos viajes en avión, algo tendremos que hacer... Pero si hacemos nuestro trabajo este verano, llegaremos al nivel que queremos y podremos conseguir los retos», manifestó el presidente.
El ayuntamiento y el Estadio Castalia
Voulgaris, incluso, se refirió a Begoña Carrasco, a la que ya conoce. «Es una gran fan del equipo, lo cual es muy positivo», refrendó. «Sería estupendo que el gran apoyo financiero que estamos haciendo, fuera correspondido por el ayuntamiento», comentó antes de admitir que no habían tenido, entre la composición del nuevo equipo de Gobierno de la capital de la Plana y el desenlace de los play-off, para una reunión propiamente dicha.
Por ello, descarta reformas de calado inminentes en Castalia. «No es mi estadio», dijo con franqueza. «No hemos llegado al punto de negociar: solo estamos construyendo la relación, que hasta ahora es muy buena», aseveró.
