Primera RFEF
Castellón-Real Murcia | Paco Botella: más de 100 partidos de albinegro y más de 2.000 elepés de Elvis
Irrumpió como un trueno en el Castellón de principios de los años 80 y después jugó en Primera con el próximo rival de los albinegros | Memorias de Paco Botella: el carisma de un viejo rockero

Botella, a la izquierda, ensaya el disparo durante un Deportivo de la Coruña-Castellón. / Archivo Mediterráneo

El Club Deportivo Castellón y el Real Murcia se enfrentan el domingo en el estadio Castalia. Francisco Botella Montes (Valencia, 1963) defendió las dos camisetas durante la década de los ochenta. Puro rock&roll, el fútbol dinámico, melenudo y carismático de Botella irrumpió como un trueno en el Castellón de principios de década. Superó los 100 partidos oficiales en tres temporadas y dejó huella en la provincia, de día y de noche, en el césped y en la grada con elegante insistencia. De la temida 'plancha' de Antal Dunai a la devoción por Elvis Presley, pasando por aquel Castellón salvaje y sentimental que jamás se achicaba bajo el liderazgo de Javier Ibeas y el actual "equipazo" de Dick Schreuder: Botella comparte con Mediterráneo visiones, recuerdos y memorias.
Botella llegó al Castellón en 1982, con 19 años, cedido por el Real Madrid. "Después de un año bueno en el Castilla, tuve una lesión en un torneo en Italia que me dejó fuera tres meses. Eso en aquel Madrid suponía que te adelantaran muchos jugadores y entonces surgió la opción de venir al Castellón en Segunda y ni lo pensé. Además, yo era muy joven y Madrid, para mí entonces, una ciudad quizá demasiado grande. Venir a Castelló y a Benicàssim supuso un cambio tremendo, y a mejor", desgrana. Tan a mejor fue el cambio que Botella considera sus tres temporadas en el Castellón "los mejores años de mi vida". "Me encontré una ciudad maravillosa. Tuve unos compañeros excepcionales y con la afición enseguida hubo muy buen feeling. Faltó la guinda del ascenso, que hubiera sido un gran orgullo, pero nos faltó un poquito de suerte", añade.
Otro fútbol
Botella describe aquellos años del viejo Castalia de tal manera que apetece viajar en el tiempo y sentarse en la grada de Torre. "Era otro fútbol. Ahora se ha profesionalizado todo y no se puede juzgar con la mirada de esta época. La preparación, las instalaciones, los materiales, la medicina... Todo es diferente. Pero era un fútbol también intenso, de fuerza, de contacto, y no exento de técnica. Castalia también se llenaba, y era porque gustaba", explica, en perspectiva. Otra diferencia sustancial radica en la lupa constante de la televisión. "Ahora hay mil cámaras y eso se nota. Yo he visto jugadores con los famosos alfileres para pincharte en el balón parado. Nosotros éramos jóvenes pero no podías achicarte y tenías que igualar el nivel. Ahí Javier (Ibeas) nos ponía en orden de combate, y todos dábamos la cara", repasa.
Ibeas, Alfredo, Alcañiz, Verdú, Javi... Botella recuerda aquel grupo de jóvenes forjados en el antiguo Bovalar. Varios de ellos lograron el ascenso en 1989 y otros regresaron entonces para jugar en Primera. Él también tuvo la oportunidad, como ahora desvela. "Tuve la posibilidad de volver en 1989, pero me hicieron la pregunta: '¿Cómo está la rodilla?' Yo me había roto los cruzados en el Murcia y al Castellón no le podía engañar. Después de la lesión no volví a ser el mismo. Podía jugar quizá un partido y tenía que descansar tres o cuatro días, sacarme líquido... Para Primera ya no podía dar el nivel", lamenta.

Botella, en posición acrobática. / Archivo Mediterráneo
Sufrir y disfrutar
En el relato de los años de Botella en el Castellón conviven el disfrute y el sufrimiento. El disfrute de las noches infinitas en las discotecas UFO's (Orpesa) y Picasso (Benicàssim), con Ibeas, García Hernández y tintes de leyenda y "donde lo pasábamos extraordinariamente bien, pero siempre con control, después de partidos, en días de fiesta". Y el sufrimiento de la dureza física de los entrenamientos. Además de los cambios de ritmo del método Fartlek y de subir y bajar escaleras, Botella no olvida la temida 'plancha' del húngaro Antal Dunai. "Era un entrenador de la escuela del Este y hacía unos entrenamientos tremendos. Lo más duro era la 'plancha'". ¿En qué consistía? En repetir sprints de ida y vuelta; primero de la línea de fondo a la frontal del área, después hasta el centro del campo, luego hasta el área contraria y por último hasta la otra línea de fondo. "Terminábamos fulminados", sentencia.
Devoción por Elvis
Botella, que fichó por el Murcia de la mano de Kubala tras un paso previo por el Hércules, jugó también en Benidorm y Huesca, lastrado por las lesiones hasta la retirada. "Gracias a Dios hice buenas inversiones en inmuebles y locales comerciales y me ha ido bien", cuenta, a sus 60 años. Vive en València y mantiene sus dos grandes pasiones. Una es el fútbol, donde es socio del CD Castellón; y otra la música, con su devoción por Elvis Presley. "El Rey, el más grande", resume. Botella es miembro del club de fans desde los 8 años, posee más de dos mil elepés de Elvis y ha ido a Memphis una decena de veces para disfrutar de fiestas y homenajes. Hace poco estuvo en Londres en un evento conmemorativo. Tiene dos hijos y uno se llama Elvis y el otro Aaron, en ambos casos por el gran Elvis Aaron Presley. Además, confirma entre risas una historia que ha ido saltando en el albinegrismo de generación en generación: "Es verdad. Iba con una chica en el coche, puse a Elvis y dijo 'quita esto'. ¿Quita esto? Es el Rey. Di media vuelta y la dejé en su casa. No podía funcionar lo nuestro".
"Me encantaría jugar para Schreuder"
A principios de año, Botella, que al Castellón llegó como pivote y alternó la posición con las de lateral y líbero, fue homenajeado en el marco de los actos del Centenario, en Castalia, donde acude con frecuencia. "Bajo mi punto de vista, Dick Schreuder ha hecho un equipazo. Están jugando a un nivel altísimo. Primero parecía una idea arriesgada, pero ha convencido a todo el mundo. Vas al campo sabiendo que lo vas a pasar bien y sales pensando en lo que has disfrutado. Yo lo veo y me encantaría estar ahí abajo, jugando, lo disfrutaría muchísimo", confiesa. Desde la experiencia, y de cara a la pelea por el ascenso, apunta la conveniencia de estar preparados para "gestionar" un hipotético "momento de bajón, que lo normal es que llegue", y en ese punto "seguir remando todos en la misma dirección". Es el consejo final del viejo rockero.
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