Segunda División | La crónica

El Castellón da el golpe en Burgos (0-2)

El equipo de Dick Schreuder logra la primera victoria de la temporada con goles de Douglas Aurélio y Calatrava, ambos en la segunda parte

Douglas Aurélio celebra el primer gol de la temporada.

Douglas Aurélio celebra el primer gol de la temporada. / LaLiga

Enrique Ballester

Enrique Ballester

Castellón

Un gol de Douglas Aurélio rompió el cascarón y el fútbol compensó con un triunfo la grandeza de la propuesta del Castellón. Una obra de arte de Calatrava abotonó el 0-2 de El Plantío, una victoria felizmente justa que refuerza el credo de Dick Schreuder y anima la moral de la tropa, cargando de razones la mochila frente a la tramposa tentación de la duda.

Frente a ella, nada ayuda tanto como la convicción de un entrenador. Pese a plantarse en la jornada 3 sin marcar y sin ganar, a Schreuder le gustaba lo que estaba viendo. Por eso calcó en Burgos la alineación otra vez, la misma en las tres citas inaugurales de Liga, y por eso no sorprende que el despliegue de los jugadores, comprometidos con la causa al cien por cien, fuera el mismo. Quizá estemos ya habituados, pero cabe resaltarlo porque no deberíamos.

La personalidad

El Castellón saltó al campo del Burgos (un equipo asentado en la categoría) con la misma actitud que en Ipurua (frente a un Eibar que lleva años rozando el regreso a Primera) y en el SkyFi Castalia (contra un Oviedo que se quedó el año pasado a un milímetro). El alarde ambicioso de los albinegros llena de orgullo con independencia del marcador. En la victoria y en la derrota emociona ver a un equipo que asume una idea hasta las últimas consecuencias, que acepta duelos en el alambre de manera constante, que se atreve a inventar y a ser creativo y que eleva a otro nivel la experiencia del hincha.

Este proyecto es un aprendizaje constante porque rompe prejuicios. Todo lo que pensábamos que no se podía hacer en el fútbol, y mucho menos en el Castellón, se hace, porque así se trabaja y entonces se puede. Dick Schreuder ha convencido a su equipo, un recién ascendido, para que actúe con la jerarquía de un capo. Convierte en normal lo que en realidad es extraordinario, y basta recordar cómo sufrió el Castellón en Segunda, sobre el césped, en 2005 o en 2020 en sus últimos primeros años en la categoría. Ahora se ha ganado ya el respeto del campeonato: se aprecia en cómo se adaptan a él los contrarios.

La primera mitad

De entrada, este domingo en El Plantío, el Burgos extremó atenciones y adelantó líneas para entorpecer la salida de los orelluts, que tardaron un tiempo en construir un paisaje más o menos cómodo. Por ello, y pese a dos córners consecutivos para los albinegros, los primeros avisos fueron locales. Un zurdazo de Fer Niño y un cabezazo de Appin no asustaron a Gonzalo, porque se marcharon desviados, pero sirvieron de advertencia.

El Castellón reaccionó en la medida que consiguió desplazar el juego a campo contrario. Es una de las virtudes de un equipo bien entrenado que busca siempre respuestas a las preguntas que le plantea el partido. Cuando no logró activar el ventilador de intercambio posiciones para generar espacios con el balón, acertó al buscar en largo la primera disputa y la consecuente segunda jugada.

Ocasiones

Los orelluts asomaron en serio en torno al minuto 20, en una secuencia sugerente. Primero fue Douglas quien exigió una mano salvadora del meta local, Cantero; y en la siguiente oleada fue Mamah, tras recibir un buen balón de Jesús de Miguel, quien se topó con el larguero.

El infortunio no mermó el empuje del Castellón, que protagonizó el mejor tramo del primer tiempo. Faltó, como venía sucediendo, una pizca de pimienta en los metros decisivos. Cantero atajó sin problemas los disparos tibios de Raúl Sánchez, Óscar Gil y Douglas, de nuevo.

El primer tiempo bajó el telón con una ocasión de Fer Niño, que ganó la espalda de la defensa y esta vez sí obligó a Gonzalo a firmar una intervención de mérito.

El 0-1

En la segunda mitad, el juego arrancó tendente a la ida y vuelta, y el Castellón lo aprovechó a la perfección. El partido dio un vuelco en el minuto 64. Moyita conectó con De Miguel, que al girarse en tres cuartos de campo levantó la cabeza y oteó un catálogo de buenas opciones. Eligió la mejor: Douglas entró en el área y envió el balón al rincón.

Con el 0-1 el envite se agitó. El Burgos apretó en busca del 1-1. Seguramente ese tramo fue la clave del encuentro, porque el Castellón sufrió pero resistió. En el 66’, Iñigo Córdoba trituró a Chirino y centró tenso al área, pero Alberto desbarató de espuela la ocasión. Al minuto siguiente, en el otro costado, Álex Sancris le ganó la disputa a Jozhua, pero tampoco acertó.

El segundo

Sí lo hizo enseguida el Castellón. Y de qué manera: Calatrava se revolvió en la zona del enganche y clavó el zurdazo en la escuadra desde la frontal. El 0-2 destiló la belleza propia de la sencillez. No hay nada más difícil.

Era el minuto 69 y Calatrava apenas llevaba cuatro minutos sobre el verde. Él y Van den Belt había relevado a Óscar Gil y Seuntjens durante los festejos del primer tanto. La doble ventaja acentuó los roles del segundo acto. El Burgos acumuló hombres de ataque, cada vez más directo; y el Castellón jugadores con bien pie (Calavera y Villahermosa, debutantes esta temporada).

Hubo ocasiones para ambos. La madera negó el gol que merecía Jesús de Miguel y el Burgos amagó con meterse en el partido, pero a veces le falló la puntería, y otras apareció Gonzalo. La última, en el minuto 98, con un pie milagroso frente a Edu Espiau, a bocajarro.

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