Córdoba-Castellón | La segunda irrupción de Alberto Jiménez

La mayoría de la plantilla del Castellón es nueva en la categoría, pero asoma alguna excepción. La más rotunda es la de Alberto Jiménez, que al iniciar la temporada acumulaba casi 200 partidos en Segunda División. El zaguero canario está viviendo un momento dulce en su extensa carrera y es uno de los pilares del Castellón. Lo suyo (debutó en la categoría en 2013 con el Tenerife) es algo así como una segunda irrupción. 

En parte, porque el ambicioso estilo de juego de Dick Schreuder obliga a la reinvención. Este Alberto, a punto de cumplir 32 años, es otro Alberto. «Yo le decía que si bajaba de peso podría jugar en Primera», contó a Mediterráneo un exalbinegro, Aritz López Garai, que lo entrenó en el Tenerife. El propio Schreuder indicó el año pasado que el jugador había perdido «seis o siete kilos». «Creo que es un buen ejemplo de cómo queremos mejorar futbolistas a través de planes específicos. Tiene mucha experiencia, es muy bueno con la pelota y enseguida notas que conoce el juego», añadió.

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Pieza clave

Quizá por eso Alberto esté ofreciendo un rendimiento digno de la Primera División. Habitual en el eje de la zaga, en cada partido acepta el desafío. No le queda otra que moverse en el alambre y asumir a campo abierto infinidad de duelos y disputas individuales. Gana la mayoría aunque, como es lógico, alguno pierde. Es parte del trato: solo con ese sacrificio de los defensas que quedan expuestos es posible que el equipo juegue como Dick Schreuder quiere que juegue.

Alberto convive ahora con esa responsabilidad en Segunda, tal y como hiciera el curso pasado en Primera RFEF. Este domingo regresa a la que fue su casa. En el Córdoba apenas jugó 10 partidos en la categoría de bronce y en la temporada 2022/23, la anterior a su llegada a la Plana.

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Vuelta a Córdoba

El año pasado, tras la victoria del Córdoba en el SkyFi Castalia, en un duelo que parecía clave por el campeonato, un grupo de aficionados visitantes se acordaron de él. Ocurrió cuando quedaban pocos en el estadio. En plena euforia por la victoria, hubo algún cántico insultante. La respuesta albinegra llegó sobre el verde: a partir de ese momento, el Castellón encadenó una victoria tras otra hasta abrochar el ascenso matemático. 

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