David Cubillas | Memorias de un Castellón-Dépor inolvidable
El 11 de junio del 2023, Castellón y Dépor protagonizaron un partido exagerado y cambiante que permanece en la retina de todos aquellos que lo vivieron
David Cubillas, el autor del 4-3 definitivo, comparte sus recuerdos en Mediterráneo

David Cubillas, bajo la lluvia, tras el Castellón-Dépor del 2023. / KMY ROS

«Estábamos celebrándolo y de repente cayó una tromba de agua. Entonces me dije, ¿qué ha pasado? Fue como si la lluvia me despertara de un trance. ¿Esto ha ocurrido de verdad o lo estoy soñando?». El 11 de junio del 2023, Castellón y Deportivo de la Coruña disputaron un partido alucinante. Tanto fue así que David Cubillas, uno de los principales protagonistas y autor del 4-3 definitivo, llegó a pensar que estaba soñando, dudó, y temió despertarse. Pero no fue un sueño. No lo fue porque fue mejor de lo que nadie jamás había soñado antes.
«Tengo 34 años, llevo viendo y jugando al fútbol desde que era niño y no he vivido nada igual», explica ahora Cubillas a Mediterráneo. El delantero castellonense, que avanza en la recuperación de la grave lesión de tibia y peroné que sufrió hace unos meses, en Tarazona, tiene muy presente aquel partido de vuelta de la semifinal del play-off, contra el Dépor. No en vano, lo sigue viendo de vez en cuando.
«Hay días que estoy en casa algo decaído y me lo pongo para animarme. A veces solo la prórroga o a veces el partido entero e insisto, fue como vivir una película. Es más, si lo ves en una película no te lo crees», añade Cubi.
El partido
El envite fue cambiante y exagerado. De inicio, el Castellón arrolló al Dépor con un despliegue abrumador, y en apenas 20 minutos había volteado el 1-0 de Riazor. El primer gol lo anotó De Miguel y el segundo lo firmó Jeremy de León. «Con el 2-0 Castalia se vino abajo, fue impresionante», apunta Cubillas. «Esa jugada estaba preparada, fue cosa de Albert Rudé (el entrenador). Los laterales no hacían la cobertura a los centrales y Alfonso (Pastor, el portero), tenía la orden de pegarle recto con toda la fuerza que pudiera. Entonces De Miguel chocaba con el central y las dos bandas (Koné y Jeremy) corrían en diagonal», desarrolla.
Quizá esa jugada fue lo único que salió como estaba previsto, porque el partido avanzó en una montaña rusa, hacia el desparrame.
Del 2-0 se pasó al 2-2. El Dépor se subió a la espalda de Lucas Pérez, que asistió a Yeremay en el 2-1 y empató el partido provocando y marcando un penalti. En plena desesperación y con el Castellón eliminado, Iago Indias soltó un zapatazo que dibujó una trayectoria indescifrable. Tocó un poquito en un rival y otro tanto en el poste.
El penalti de Pablo Hernández
Era el minuto 90 y aún hubo más. En el descuento, Manu Sánchez le sacó un penalti y una expulsión al meta Ian Mackay, que se afianzó como antihéroe. Pablo Hernández, el hijo pródigo que había vuelto para cumplir un anhelo infantil en el Castellón, lanzó fuera el penalti.

Pablo Hernández y el penalti. / KMY ROS
Pero del drama se pasó a la épica y después al éxtasis. Cubillas recuerda la arenga de Rudé: «Veníamos justo del penalti de Pablo, que se nos había escapado. Nos dijo que el destino quería que jugáramos la prórroga, y que debíamos disfrutar de Castalia, de ser un equipo, de ser futbolistas. El míster nos cambió el ánimo. En la grada estaba su hermano, que sufría una enfermedad grave y había venido durante la semana, y también nos tocó la fibra emocional. Para nosotros fue un orgullo rehacernos y terminar pasando».
En ese instante, Cubillas señala otro líder: el propio Pablo Hernández. «Si yo fallo ese penalti en ese momento, desaparezco, y él en cambio dio un máster. Bajó a recibir, las pedía todas y provocó un montón de faltas. Nos dio lo que necesitábamos y ahí te das cuenta el futbolista que fue».
El desenlace
Precisamente Pablo botó el córner que encumbró a Cubigol. El Dépor, admirable, había conseguido empatar, pero al Castellón le dio tiempo a reaccionar. Fue en el 108’, con Cubillas como héroe. «Fue pura intuición. Sabía que los balones que pone Pablo no son muy tensos, sino que suben y bajan, y me moví hacia la zona donde intuí que podía caer, y fue perfecto. Solo tuve que girar la cabeza».

Celebración del 4-3 de David Cubillas. / KMY ROS
El júbilo de la celebración se tiñó de sangre porque en la siguiente jugada Cubillas chocó con un rival y le abrieron la ceja. «Con eso y la lluvia las fotos quedaron mejor», bromea el capitán albinegro, que había vivido dos ascensos (2018 y 2020) y se quedó en 2023 en el casi. «Barruntaba que podía ser uno de mis últimos partidos con el Castellón y eso lo hizo más especial. Había pasado buenos y malos momentos en los últimos meses, y fue como liberarse. Es mi momento preferido y lo recordaré siempre».

Cubillas, con el ejemplar de Mediterráneo del día siguiente. / Mediterráneo
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