La repercusión de la crisis sanitaria por la covid-19 en la economía ha dejado pocos sectores indemnes, y la cerámica no es uno de ellos. El confinamiento de primavera, el parón de la producción y de las ventas, provocó importantes pérdidas para el azulejo, miles de trabajadores en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo en la industria cerámica y sus auxiliares y grandes dosis de incertidumbre en todos los sectores económicos.

Pero nuestro azulejo, el clúster cerámico de la Plana que tiene en Vila-real uno de sus principales vértices, es un sector sólido, fuerte, altamente competitivo y con arrojo para hacer frente a las adversidades. Lo ha demostrado en la desescalada, remontando las dificultades impuestas por la pandemia, y lo ha demostrado también a lo largo de su más de medio siglo de asentamiento en la provincia, adaptándose a un entorno cambiante y un mercado complicado, con grandes competidores en el ámbito internacional, y superando crisis gravísimas como la reciente recesión de 2008.

Apoyo al sector

Siempre he defendido que, desde la Administración, nuestra obligación es estar al lado de nuestros sectores productivos, acompañarlos y favorecer un sistema de relaciones en el que puedan sentirse seguros e incentivados para canalizar el talento e impulsar la innovación y el emprendiemiento. Y que este, a su vez, se traduzca en puestos de trabajo, generación de oportunidades, ilusión y, en consecuencia, bienestar compartido.

En la actual coyuntura de pandemia, esta responsabilidad es todavía más acuciante. En los últimos meses, buena parte de los esfuerzos y las acciones que hemos ido adoptando desde el Ayuntamiento de Vila-real han ido encaminadas a combatir tres elementos que, a diferente escala, afectan también al sector cerámico: la incertidumbre, la desconfianza y la tristeza. Necesitamos confiar, perderle miedo al virus sin perderle el respeto; avanzar con todas las medidas de seguridad a nuestro alcance para que el virus no nos paralice. Porque la parálisis sólo se puede traducir en ruina.

Esfuerzo industrial

Poniendo siempre por delante la seguridad de los trabajadores y de la población en general, la industria cerámica tampoco puede permitirse la parálisis. Me consta que las azulejeras de Vila-real y su área de influencia han hecho y están haciendo un gran esfuerzo por mantener los niveles de actividad, implementando las necesarias medidas y protocolos sanitarios para prevenir la covid-19, resistiendo las envestidas de la crisis con lo que mejor saben hacer: un producto de alto valor añadido, innovador y competitivo. Pero el equilibrio es frágil y, tal como viene reivindicando Ascer en los últimos meses, el sector necesita también de incentivos que, de la mano de las administraciones competentes, favorezcan la reactivación de la demanda, a través de la construcción o la reforma de viviendas y otros espacios, sorteando la parálisis. Necesitamos confianza y necesitamos también la certeza de que esto va a pasar y de que, cuando pase, vamos a estar preparados para hacer frente a los nuevos retos. La ilusión de un futuro por conquistar en el que la industria cerámica, como siempre en nuestra historia reciente, va a jugar un papel clave.