Si los últimos días de montaje de una gran feria siempre son una contrarreloj continuada para acabar de preparar los estands, la jornada del domingo fue especialmente compleja para las firmas, muchas de ellas de Castellón, ubicadas en los pabellones 26, 27 y 33. ¿El motivo? Las lluvias torrenciales que descargaron sobre Bolonia, ya que el recinto del evento «no estuvo a la altura», según denuncian las empresas del Tile of Spain, que prefieren no dar sus nombres, y que tuvieron que vivir un montaje de máxima tensión en estos dos puntos de Bologna Fiere.

«Nuestro estand se encharcó hasta con tres dedos de agua», detallaba un empresario de Castellón ubicado en el pabellón 27. «No hay derecho que, al precio que cobran todos los servicios desde la organización de la feria, tengamos que hacer frente a una inundación en pleno siglo XXI», expresaba.

En la misma línea, otro representante del Tile of Spain relataba que «tuvimos que emplearnos a fondo y poner, incluso, diques improvisados para que no se inundara nuestro espacio; el agua se filtraba desde la cubierta y caía a borbotones». «Si estas lluvias hubieran caído en pleno certamen, se habría dañado mucho la imagen de la propia feria y la impresión que se habrían llevado los clientes desplazados desde todo el mundo habría sido paupérrima», agregaba.

Otro de los empresarios afectados relataba que «hemos cursado una queja formal porque no es de recibo que, con la grandísima inversión que realizamos para exponer aquí, la infraestructura no aguante unas lluvias; y más cuando, en nuestro caso, estamos ubicados en uno de los pabellones de nueva creación».