La cerámica se instala en la incertidumbre pese al freno de los aranceles de Trump

La patronal indica que la sensación de falta de seguridad se mantiene

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. / Europa Press

Bartomeu Roig

Bartomeu Roig

Castellón

Hace solo cinco años, el planeta se quedó paralizado por el coronavirus. Una situación excepcional en la que los poderes públicos modificaban la normativa vigente de un día para otro, para perplejidad de unos ciudadanos que nunca sabían lo que podía ocurrir al día siguiente. Algo parecido es lo que se vive ahora con las decisiones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con los aranceles. La diferencia con el covid es que ahora no se producen emergencias sanitarias que justifiquen semejantes giros de guion.

La industria cerámica de Castellón tiene a este país como su principal cliente exterior, y se ve afectada por las decisiones del mandatario norteamericano. Ahora, el sector respira con un cierto alivio por la tregua de 90 días en la guerra comercial, que da un margen de negociación a la Unión Europea. De esta forma, los aranceles ya no son del 20%, sino que se quedan a la mitad. Pese a ello, desde la patronal que agrupa a los fabricantes, Ascer, ponen de manifiesto que en estos momentos «sigue la incertidumbre», después de que varias empresas hayan constatado un enfriamiento en el ritmo de pedidos.

El motivo es la sensación de inseguridad que viven tanto compradores como exportadores, al no saber cómo ni cuándo se aplicarán los aranceles. Un panorama que no desaparece con este paréntesis de tres meses.

Todos por igual

Desde Ascer también se menciona que con este nuevo episodio «todos los países están por igual, con un arancel general del 10%, con la excepción de China o México». Uno de los rivales más peligrosos de la cerámica española, India, iba a tener unos recargos del 26%.

En los últimos años, Estados Unidos ha disparado la compra de azulejo hecho en Castellón. Hace una década, en 2016, la facturación a este país era de 188 millones de euros, mientras que en 2024 fue más del doble, con 470 millones. El segundo mejor dato de toda la historia. Una tendencia que se aceleró en enero de este 2025, con ventas por 44 millones, que el tiempo -y los próximos pasos del gobierno norteamericano- certificará si se frena como consecuencia de esta guerra arancelaria global.

Sin deslocalizaciones

Una de las ideas que podría adoptar el sector ante esta situación es el traslado de parte de la producción a Estados Unidos. El informe que sobre la cerámica presentó el jueves la consultora Deloitte hizo referencia a esta posibilidad. Su responsable de Transacciones en la Comunitat, Javier Arribas, mencionó que «no es descartable que veamos a alguna empresa española instalando hornos en Estados Unidos, como ya están haciendo algunas empresas italianas o brasileñas», aunque matizó que las decisiones no se tomarán en función de los acontecimientos de la última semana. «No se puede saber si es el inicio de algo duradero, por lo que solo si los aranceles se mantienen a largo plazo, podría darse este planteamiento», detalló, para añadir que, hasta este momento, «ninguna empresa había manifestado la intención de irse». A esta reflexión hay que unir la evidencia de que las medidas y contramedidas de los dirigentes de Estados Unidos son un fiel reflejo de que no se dan las condiciones en este país para dar un paso tan importante como este. 

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