El gran reto de la cerámica: ¿Cuánta electricidad necesitará Castellón para sustituir los hornos de gas?

Una jornada analiza los pasos a seguir para cumplir con la descarbonización de la industria

Jornada celebrada en la UJI sobre descarbonización de la cerámica.

Jornada celebrada en la UJI sobre descarbonización de la cerámica. / KMY ROS

Bartomeu Roig

Bartomeu Roig

Castellón

No solo hay preocupación por el futuro de Cevisama, los costes, las exportaciones o la guerra arancelaria de Trump. Desde hace años, el sector cerámico de Castellón ve cómo se acerca el año 2030. Un momento en el que, si la Unión Europea no reduce sus expectativas, la industria tiene que empezar a reducir de forma drástica sus emisiones de CO2. Como el producto se fabrica en hornos de gas, y no hay tecnología lo suficientemente madura que lo pueda sustituir, el azulejo es una de las actividades industriales más difíciles de descarbonizar. Algo que pone en riesgo a la principal industria de Castellón y más de 15.000 puestos de trabajo directos.

Una jornada organizada desde el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE), la UJI y la Alianza Q-Cero de Iberdrola ha expuesto la complejidad de la situación, y también ha aportado datos concretos sobre las necesidades que hay que cubrir en los próximos años. Como expuso el presidente del ITC, Juan Vicente Bono, "somos conscientes del reto de enormes dimensiones" para alcanzar estas metas, aunque señaló que el objetivo "no es fácil, pero no imposible".

Colaboración

Para ello, es necesario reforzar la colaboración entre las empresas implicadas en este cambio, todos los agentes necesarios para que esto sea realidad -como las firmas energéticas-, el respaldo a la innovación y el apoyo económico de las administraciones.

En este sentido, la rectora de la UJI, Eva Alcón, aludió al proceso de "favorecer la colaboración público-privada para lograr un crecimiento económico sostenible y que favorezca al conjunto de la sociedad". La jornada fue conducida por la directora de relaciones institucionales de Prensa Ibérica en Valencia, Silvia Tomás.

Costes e infraestructuras

En la jornada se destacaron dos hitos logrados en los últimos tiempos. Una empresa cerámica, Equipe, ya cuenta con un horno eléctrico para fabricar piezas de pequeño formato; mientras que el proyecto liderado por la patronal de los esmaltes, Anffecc, H2Frit, ha demostrado que se pueden elaborar fritas de buena calidad con el uso de hidrógeno al 100%.

Pese a ello, hay varios escollos. Uno de ellos es el coste, porque cambiar electricidad por gas encarece los precios, y esto hace perder competitividad respecto a los rivales de otros países. El otro es la necesidad de adaptar las infraestructuras necesarias para ajustarse a la futura demanda.

El investigador del ITC Salvador Ferrer presentó un estudio en el que se detalla cómo debe ser la sustitución de los actuales equipamientos de gas por otros eléctricos. Se trata de 100 atomizadores, 531 secadores y 306 hornos, que emplean en total una potencia de 4.038 megavatios de potencia.

Desde Iberdrola, el responsable de planificación de redes en la zona este, Javier Bon, detalló que esto supone "ampliar en 25 años el 60% de la potencia instalada" en la provincia. Remarcó que con este estudio, que detalla en un mapa dónde está cada horno, "tenemos puestas parte de las bases", al menos para la primera meta de 2030.

CASTELLON. UJI. FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD. JORNADAS

Asistentes a la jornada sobre descarbonización de la cerámica. / KMY ROS

Fases

Para que esto sea factible, el documento del ITC se refiere a una adaptación gradual, de modo que en 2030 se haga el 10% de la potencia actual de gas, para pasar al 40% una década más tarde, y llegar al 2050 con un 75%. Ferrer mencionó que con este crecimiento, para dentro de cinco años sería necesario "crear una nueva subestación en la Vall d'Alba, mejorar la subestación de la Plana y crear un nuevo transformador en Betxí", a fin de llegar a los vértices del triángulo que constituye la industria. Eso sí, advierte de que para el 2050 "sería necesario hacer nuevas instalaciones eléctricas". Una operación complicada.

Largas tramitaciones

Una de las participantes en la mesa redonda central fue Maite Vela, delegada de la Región Este de Red Eléctrica. Expuso que hacer una planificación de este tipo "es un proceso complejo", en el que está implicado el Ministerio para la Transición Ecológica y las autonomías. Los plazos "no son cortos, porque ampliar una subestación es relativamente rápido, pero no tenemos certeza en una infraestructura nueva".

Una muestra de ello la aportó Rogelio Vila, de Equipe. "Con el horno eléctrico que tenemos ha sido sencillo disponer de potencia eléctrica, pero queremos poner uno segundo; hemos tenido suerte porque Iberdrola ha facilitado trámites, pero podría ser un plazo de 3 a 5 años, y no puede ser que una empresa no pueda seguir con su plan estratégico por esto". Por ello, apeló a la colaboración de todos.

Otras intervenciones

Jorge Fabregat, de Porcelanosa, reconoció que el marco regulatorio "genera presión en sectores de difícil descarbonización como el nuestro", mientras que el director general de la patronal autonómica de renovables (Avaesen), Pedro Fresco, aludió a que gracias a la eólica y la solar, "se ha logrado reducir el precio de la electricidad en España, y generarla ya cuesta menos que la media de la Unión Europea", aunque considera "una debilidad" el desarrollo de renovables en Castellón, que considera "escaso", así como los sobrecostes de la factura final por los cargos y tasas asociados al consumo eléctrico. Desde Kerajet, Rafa Vicent considera que la única alternativa "es electrificar", por lo que descarta el uso del hidrógeno.

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