El año pasado, los vecinos tuvieron que vivir una situación similar en los caminos Catalans y Ben-Afelí por las obras del riego por goteo y con la urbanización de un tramo del Camí la Mar, que llevó a cabo el Ayuntamiento y se prolongó durante casi todo el verano. El malestar de los residentes durante el verano, incluso, hizo que el consistorio obligara a detener las obras hasta septiembre para que no causaran más molestias. Luego, no obstante, no se pudo cumplir esta decisión.