Los fieles de Burriana vivieron con enorme fervor la llegada ayer a la ciudad de las reliquias de Santa Teresa de Lisieux. La participación en este acto religioso fue el de las grandes ocasiones. Quizá, desde la coronación de la Virgen de la Misericordia, en mayo de 1999, no se registraba una participación tan amplia, entre la que cabe destacar la de un importante número de niños de colegios de la ciudad, públicos y concertados.

Las autoridades religiosas y políticas dieron la bienvenida a las reliquias, pasadas las tres de la tarde, en el exterior de la iglesia de las Dominicas, entre aplausos del público y pétalos de rosa que lanzaron sobre la urna.

En el interior de la iglesia, los fieles pudieron besar el relicario, antes de que se iniciara la procesión hasta la iglesia de los Carmelitas por las calles Pie de la Cruz, Cid, San Juan de la Cruz, San José, Raval y San Vicente.

El obispo Juan Antonio Reig Pla, presidió la eucaristía que precedió el traslado de la urna hasta el convento de las madres Carmelitas, de Alqueries.

Cabe recordar que los actos se iniciaron un mes atrás, con una exposición en el claustro del convento de los Padres Carmelitas, con imágenes y motivos de la santa. Entre ellos, dos cuadros del padre Juan de Dios, discípulo de Juan Bautista Porcar, un cáliz y un relicario donados al convento con motivo de su beatificación, en 1923.