Las reformas que se han hecho en el Llar Fallero no solucionan el problema del griterío, murmullo y menos aún el respeto considerable que se le debe al mantenedor de un acto. Se pudo comprobar el pasado lunes en la celebración del 75° aniversario del Barrio la Vila con el mantenedor Vicent Franch. Si una persona tiene intención de mantener una conversación lo lógico sería hacerlo fuera del salón donde se celebra el acto festivo. Así, no es de extrañar que las presentaciones que se celebran en el Llar no tengan mantenedor. La reforma se ha hecho con buenas intenciones, pero sin respeto nos estamos cargando un apartado de la fiesta.