El secretario de Estado de Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Benigno Blanco, puso ayer la primera piedra de un nuevo tramo de la autovía A-23, también llamada Mudéjar, entre la localidad de Viver y el límite con la provincia de Teruel.

Las obras, que se encargará de realizar la empresa Pavasal, cuentan con un presupuesto de 28 millones de euros y un plazo de ejecución de 40 meses.

Se trata de un tramo de más de 14 kilómetros de longitud que salva las cuestas del Ragudo, así como también el barranco de Hurón, que tiene una altura de casi cuarenta metros.

Benigno Blanco ha repasado las fechas que han marcado la construcción de esta autovía a su paso por la provincia de Castellón. Así el tramo Geldo-Altura, o variante de Segorbe, se puso en servicio en el mes de julio de este año. El tramo Segorbe-Río Palancia se colocó la primera piedra en marzo del 2003. Y el que se extiende del Río Palancia a Viver está pendiente de adjudicación por parte de Fomento.

INVERSIÓN "El conjunto de las obras en marcha de esta autovía supone una inversión de 130 millones de euros a las cuales hay que sumar, para tener el panorama completo de las actuaciones en carreteras del Ministerio de Fomento en esta provincia, la inversión correspondiente a las variantes de Almenara y Villavieja de la Autovía del Mediterráneo, que están en ejecución y que suponen también una inversión de otros 55 millones de euros", dijo Benigno Blanco.

Junto al secretario de Estado estuvieron presentes en el acto el Conseller de Infraestructuras y Transportes, José Ramón García Antón; el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Cotino; el subdelegado de Castellón, Vicente Sánchez Peral; el subsecretario del Ministerio de Trabajo, José Marí Olano; y los alcaldes de los cinco municipios afectados por la obra: Viver, Benafer, Barracas, Pina de Montalgrao y El Toro.