El pasado miércoles un lamentable suceso salpicaba la localidad castellonense de Torreblanca. Un niño de origen rumano de tan sólo seis años fallecía ahogado en la playa de Torrenostra, sin que ni los socorristas ni los medios sanitarios desplazados hasta el lugar pudiesen hacer nada para evitarlo.

El menor, que residía habitualmente en su Rumanía natal, veraneaba en esta localidad con su madre y su hermano mayor --de 16 años--, ya que su padre se encontraba trabajando por la zona desde hacía un año.

Tras tener conocimiento de la tragedia, fueron muchos los vecinos que se ofrecieron para colaborar en lo posible, contando en todo momento con la implicación de las autoridades. A los pocos días ya se había organizado una campaña de recogida de dinero, para que si los familiares lo consideraban oportuno, pudiesen repatriar el cuerpo. El coste del traslado del cadáver desde España hasta Rumanía ascendía a 2.600 euros, una cantidad a la que no podían hacer frente sus padres.

Sin embargo, los padres decidieron ayer mismo que preferían que su hijo fuera enterrado en la localidad. Así lo informaba la presidenta de la Asociación de Inmigrantes de Países del Este (AIPE), Ángela Placsintar, ya que "aunque sea doloroso, se sienten más acogidos aquí que en su propio país".

Funeral en la población

El último adiós al pequeño de seis años se producirá el sábado, a las 16.00 horas, en el cementerio de Torreblanca. Placsintar hacía especial hincapié en que "se quiere agradecer a todo el pueblo de Torreblanca el apoyo recibido en tan difíciles momentos". Y añadió: "Esta es una manifestación de integración y comprensión que esperemos que se produzca no sólo en el dolor, sino también en la alegría".