Tuta está hecha toda una madraza, pero no de su propia camada. Ni siquiera son perros adoptivos los que cuida, sino tres gatitos --dos machos y una hembra--, que aparecieron en el motor de un vehículo en un autolavado de la avenida Alcora de Almassora.

"Esta perra, que en su día también fue abandonada, solía venir aquí a beber, y un día hace tres años nos miramos a los ojos y me la quedé", explicó Luis Miguel García-Ballesteros, socio y trabajador de este establecimiento. La historia comenzó hace unas semanas, cuando un cliente le trajo el coche para reparar antes de irse de vacaciones. Al día siguiente, uno de los bebés gato, con muestras de desnutrición, apareció en la puerta del lavadero de coches, "ante mi sorpresa y la de mi compañera", dijo.

Cuidados

De inmediato, Tuta se hizo cargo de la pequeña gata, a la que no paraba de lavar y de vigilar sin quitarle ojo. "Era recién nacida y Tuta ni siquiera venía a casa conmigo para estar con ella", relató. Pero lo más sorprendente de la historia es cómo el instinto del animal le llevó a descubrir a otros dos gatitos que, de lo contrario, habrían podido morir. "Era ya de noche y la perra se puso debajo del coche, no quería salir de allí, y no paraba de llorar; fue entonces cuando oí maullidos de otros dos felinos sin fuerzas, estaban en los huesos, y los rescatamos", indicó.

La hipótesis que baraja Luis Miguel es que quizás una gata parió dentro del coche, que llevaba mucho tiempo parado en un garaje cercano, "o bien la madre se despistó al cambiar el vehículo de lugar, o ha tenido algún accidente".

Pronto, todos los esfuerzos se concentraron en salvarlos. "Les dimos leche materna con una jeringuilla, aunque se enganchan para amamantarse de Tuta y, obviamente, no pueden sacar alimento", explicó. Aun así, la perra lava a los gatitos y no los deja ni a sol ni a sombra. "Aunque antes me acompañaba siempre a casa, ahora sólo viene conmigo a cenar y después no para de llorar hasta que la traigo hasta aquí", comenta el propietario. Si no encuentra una familia adoptiva para los gatos, en unos dos meses, Luis Miguel los llevará a la casa de campo de Corral de Almaguer, en Toledo.