La villa de Jérica celebró ayer por todo lo alto la declaración del municipio como Bien de Interés Cultural (BIC) por parte del Consell de la Generalitat Valenciana.

La lluvia no impidió que la banda de la Sociedad Musical y Cultural Otobesa recorriera la población a ritmo de pasodoble, acompañada del estruendo de numerosas carcasas y un volteo general de campanas de la singular torre mudéjar. También la rondalla La Pastorica ofreció un espectáculo de baile.

Con la declaración de BIC culmina un proceso que comenzó 27 años atrás con la petición a la antigua Dirección General de Bellas de Artes de la consideración de Conjunto Histórico Artístico.

"Desde hace años el Ayuntamiento ha hecho lo que ha podido y a partir de ahora suponemos que las ayudas serán superiores por parte de la Administración para atender a este casco antiguo de gran importancia, tantos años olvidado", indicó el alcalde, Ángel Gil.

Gil remarcó que el patrimonio de Jérica se encuentra en un estado de "verdadero desastre", del que únicamente se salvan aquellos elementos en que ha intervenido el consistorio, como algunos torreones o la consolidación de murallas.