El 8 de noviembre del 2004 el pleno aprobó por unanimidad el nombramiento del exmagistrado del Tribunal Supremo, Arturo Gimeno Amiguet, y del exfiscal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, Enrique Beltrán Ballester como hijos predilectos.

Ayer lo más selecto de la sociedad local se dio cita en los salones de la Caixa Rural para rendir homenaje a estos dos vecinos con vidas ejemplares y de algún modo casi paralelas.

Arturo Gimeno nació en 1926 y ha pasado prácticamente por todos los escalones jerárquicos de la administración de la justicia. En 1949 se licenció en Derecho por la Universidad de Valencia y en 1952 aprueba las oposiciones a la carrera judicial. Ejerció de juez de primera instancia en Vinar²s, Caravaca (Murcia), Sagunto, Sant Mateu, Alboc sser y Morella. En 1965, ya como magistrado y tras dos años en Barcelona es destinado a Valencia, donde llega a Presidente de la Audiencia Provincial. En 1980 es elegido vocal del Consejo General del Poder Judicial y se jubiló como magistrado de la Sala Quinta de lo militar del Tribunal Supremo.

Por su parte, Enrique Beltrán nació en 1932. Inició la carrera de derecho en la Universidad de Valencia el mismo año en que Gimeno se licenció. Es diplomado en criminología y doctor en Derecho. En 1960 toma posesión de su primer cargo en Badajoz. En 1962 es destinado a la Audiencia Territorial de Valencia donde en 1987 es promovido como fiscal en jefe, cargo que ejercerá hasta su jubilación en enero del 2004. También ha sido vocal del Consejo Fiscal durante dos mandatos. Una brillante carrera que ha compaginado con la docencia en la Universidad de Valencia y en la Cardenal Herrera-CEU. Entre sus casos destacan el de la gran estafa inmobiliaria de Construcciones La Esperanza, el de la rotura de la presa de Tous y el de las niñas de Alc sser.

Anoche, tras un preámbulo en el que se recordó la brillante trayectoria profesional, ambos juristas recibieron sendas placas de manos del alcalde, Vicente Casanova. Posteriormente, el primer edil les dirigió unas emotivas palabras, y después los protagonistas de la noche agradecieron públicamente el reconocimiento recibido por la ciudad que les vio nacer.

La velada culminó con una cena en la que Gimeno y Beltrán recibieron el calor de sus familiares y sus amigos.