La tercera entrada de toros que a lo largo de esta semana se desarrollan en Segorbe ha puesto de manifiesto la importancia que la pericia de los jinetes tiene para el control de la situación y especialmente de los astados.

El encierro discurrió sin incidentes dignos de mención, según aseguró el concejal de Festejos taurinos, Vicente Hervás.

En la salida un toro se adelantó al resto del grupo llegando a recorrer más de 50 metros casi en solitario. El hecho fue tomado en consideración por dos caballistas, Pedro Lliso y Manuel Zarzoso, que aceleraron la marcha para ponerse a la altura del toro, uno a cada lado, y frenar su carrera, circunstancia que se produjo a la altura de la tribuna de invitados. Detrás se colocó un segundo toro, acompañado por Plácido Mínguez, formándose un grupo adelantado que integraban tres jinetes y dos toros.

JINETES Separados por una escasa distancia de los anteriores, pasaron los restantes cuatro toros y el manso, muy bien arropados por los ocho jinetes que completaban los 11 que participaron en la entrada de ayer.

Con este orden discurrieron por el cruce de la calle Valencia, hasta la altura de la torre del Archivo, lugar en el que la proximidad de la plaza propició el inicio de los preparativos para frenar la carrera de los caballos y dejar pasar a los toros al interior.

Fuera del momento y el espacio de la entrada, se produjeron tres pequeños incidentes sin apenas importancia. La caída de una joven en el paseo de Sopeña; el golpe de calor padecido por un miembro de la comisión de toros, Federico Caudé, que se recuperó rápidamente; y un amago de infarto padecido por una persona que se encontraba en la Feria del Jamón y el Embutido. En todos estos casos se requirió la presencia y actuación de los profesionales sanitarios.