El mercado municipal tiene tres entradas. Una de ellas es la que está en la zona peatonal que va desde la calle Colón hasta la Carrera. Esta puerta es una trampa para la gente mayor, ya que es muy amplia y su mecanismo se inicia con la entrada de personas al mercado. El problema es que, al ser tan amplia, el recorrido de la puerta es más lento y son muchas las personas que tropiezan con el cristal. La puerta no está bien señalizada; de hecho no lo está. Algo tan sencillo como pegar al cristal una línea de color para que la gente mayor pudiera ver si realmente la puerta se ha abierto con su presencia, podría resolver la situación.

Hay personas que intentan entrar por una esquina de la puerta y esta no las detecta, por lo que no se abre. En tan solo el periodo de tiempo que supone tomar un café, el pasado sábado pudimos ver cómo tropezaban con la cristalera tres personas. Cuando preguntamos al dueño del bar, comentó que es un rosario de gente la que se topa con la puerta. La misma pregunta la hicimos en una parada del interior del mercado y la contestación fue la misma. Desde el Ayuntamiento se nos dice que los pequeños problemas se solucionan en 24 horas. Pues más pequeño y barato que este, difícilmente habrá otro por resolver en Burriana.