La concejala de Urbanismo de Benicàssim, Susana Ros, garantizó ayer que buscarán fórmulas para asegurar la gestión y el "uso social" de la piscina cubierta en el momento en que finalicen las obras, este próximo otoño, después de que la empresa concesionaria, Renos, haya presentado un informe en el que cuestiona su viabilidad y rentabilidad.

"El servicio para los ciudadanos no lo vamos a perder y buscaremos una solución de consenso", aseguró Ros, quien añadió que una de las claves para el rendimiento de la instalación será la puesta en marcha de actividades complementarias deportivas.

"En la segunda fase, aún por adjudicar, está prevista la construcción de una cafetería y un gimnasio; y en la tercera, otra piscina, pero al aire libre", dijo.

Y es que el reciente informe de la compañía concluye que "la concesión de únicamente la primera fase, con las consideraciones del pliego, no es rentable" y detecta "carencias del estudio de viabilidad". Así, se evalúan los posibles ingresos y gastos en 24 años de concesión más dos posibles de prórroga. Este informe persigue, entre otras cuestiones, "mitigar los más que probables riesgos económicos que supone una concesión que de partida ya arroja números deficitarios", según reza el texto. Para ello, incluye consideraciones sobre las matrículas, la tarifa Centro de Gravedad, el IVA o la tasa para el uso de no abonados reducidos.

Ros consideró que es una prueba más de la mala planificación que ha tenido este proyecto "heredado" de la anterior corporación. Y concluyó que "no deja de ser sorprendente que a pocos meses de la inauguración de la piscina, la empresa justifique que no va a ser rentable".