Los usuarios del carril-bici de la avenida Mediterránea, que soporta un denso tráfico en verano, se quejan de la peligrosidad del mismo, sobre todo en la zona del Grao, ya que los vehículos, para entrar y salir de una zona de estacionamiento en batería, invaden el carril. El principal motivo que ha impedido que este vial mejore sus infraestructuras en los últimos 11 años ha sido que siempre se ha vinculado al proyecto del Arenal.

Según los usuarios, el principal problema es que los coches deben cruzar el carril para bicicletas para poder estacionar en la avenida de la playa. Y es que la mayoría de vehículos no respeta la prioridad de las bicicletas. Es por eso que muchos dicen que "la única zona transitable es la de delante del bar Savarín, pues los coches no pueden cruzar".

Además, afirman que se trata de un servicio que no ofrece garantías, puesto que "cuando dos bicicletas se cruzan, una de ellas tiene que apartarse hacia la calzada convencional". Por otro lado, es habitual que mucha gente pasee o vaya en patinete por el carril-bici, "con lo que hay que ir continuamente pidiendo permiso y pendiente para no tener que lamentar accidentes".