ONDA. El barrio de Sant Joaquim despidió ayer, a las 23.00 horas, sus fiestas patronales con un gran pasacalle, al ritmo de Pobre de mí y con encendido de bengalas. Previamente, por la mañana, los vecinos habían abandonado la cama con una gran despertà musical. Un último almuerzo festero, a las 10.00 h. seguido de una paella gigante a las 14.00, llenaron el programa de medio día y también los estómagos de los asistentes. A las 15.30 se celebró el tradicional bingo del barrio. El punto final sonó a trompeta con la pieza Silencio. RD