Desde que se realizó una pequeña remodelación, la plaza de les Monges para ubicar la escultura del cantaor Juanito Varea, los vecinos tienen una nueva obligación: recoger cada día las piedras que van más allá de lo que es la plaza. Las pequeñas piedras llegan hasta las aceras de la calle Valencia y las de la carretera a Nules. Estas zonas que, hoy están repletas de rocas, anteriormente estaban abandonadas por los técnicos y por los políticos. Estos consideraron que, con estos elementos se evitaría el riego de la zona y, al ser de color marrón, contrastarían con el resto del entorno.

Pero no pensaron que los elementos decorativos en la vía pública tienen que ser al mismo tiempo prácticos. Las rocas son un estorbo para las personas y los vecinos tienen la obligación diaria de coger la escoba para limpiar las aceras y devolver las piedras al lugar de origen. Esta nueva actividad une a los vecinos, que se acuerdan de los gobernantes que han permitido esta chapuza. Las piedras parecen que no vayan a desaparecer.